Carnal, el destino te
ofrece la oportunidad de que te despojes de la angustia que traes cargando en
el alma como machetero del mercado de abastos de San Nicolás a eso de las tres
de la tarde, cuando ya comienza a escasear el jale.
Vengase bañado a
disfrutar. Yo paso por usted hasta su cantón o a donde me indique. No le pegue
a la mamada. Ni se haga de la boca chiquita.
Ándale pinche cholo,
vamos a agarrar el pedo, no importa que sea lunes en el calendario. Y que
mañana tengamos que ir a trabajar. Si podemos con la cruda. Si se puede si se
puede.
Estas son las cosas que
valen la pena en la vida. Vamos a los siete templos de la calzada madero. Convirtámonos
en los reyes soberanos, de la tarde y la noche. A padrotear que es gerundio.
Entremos en batalla,
choquemos las botellas de cerveza helada. Que la espuma se derrame en la mesa y
moje el piso.
Pidamos las promociones
y las cortesías. La hora feliz y las tres piezas de las bailarinas en los
privados por el precio de una.
Exprimamos la tarjeta
de debito y el dinero en efectivo.
Que el mundo se va a
acabar en cualquier momento, lo dicen los que citan a los mayas. Que nos
encuentre bien pedos y con los calzones abajo.
Bien mamados.
Retecontentos, retefelices.
Devoremos las bolsas de
soda cuando ya vayamos de bajada en la parranda.
Ándale pinche cholo, pídele
al patrón que te aliviane. El sábado le pagas hasta con intereses. Nomás que no
se vaya al baño como la otra vez.
Tú si sabes como
hacerle la llorona. Y que te crean. Yo ya estoy bien quemado con todos los
locatarios.
Ya no me creen ni un ápice
de mis mentiras.
Vamos a hacer magia mítica,
hacer amigos a los desconocidos. Convertir el borlote en vértigo. El público
que nos espera para nuestro show.
Salgamos del anonimato.
Volvamos a tiempo a morder el polvo pinche cholo.
En estos días de sol y
de sombra.
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