Eso
comprado en el barrio del pozo es harina en polvo, bicarbonato para lavarte los
dientes. Jabón todo cortado. Mezclado con
veneno para ratas. Quizá en algún momento tuvo algo de soda. Solo en el
recuerdo.
Desde
meses atrás ofrecen ilusión para los desesperados. Pobrecitos junkies.
Por
más esnifadas no vas a subir a punto alguno en la atmosfera. Jamás podrás
alivianarte del cotorreo. Perderás la conciencia. Serás el rebane.
Sentirás la nariz reseca, sanguinolienta. Te congestionas en el sistema respiratorio. Florecerá
toda una gran ilusión fallida.
Pero
es lo disponible. No hay más.
La
vida nocturna se ha puesto en llamada de espera. Sitio seguro para transitar,
solo en sueños.
Y
en el patio de las viviendas. Sin hacer mucho ruido.
Para
no llamar la atención de las brigadas de maleantes transitando en los taxis.
Asaltando incautos. Yendo a combatir a la contra. A darles piso a los
chapulines y a los competidores.
Esto
es Monterrey el día de hoy: Una guarida de maleantes y ladrones. Antes
exclusivo a los de cuello blanco y sus socios políticos.
Las
familias pudientes se han marchado. Texas es opción, el valle y hacia el norte,
rumbo a Houston y Dallas.
Ahora
la inmigración ha alejado la geografía. El sitio de moda la Florida.
Miami
es la nueva isla del padre. Con todas sus denominaciones de origen.
Poder
saludar a los amigos de la colonia en los restaurantes de moda. Planear el fin
de semana. La carne asada y los ligues apantallantes. Ver desde el apartahotel
exclusivo con entrada restringida los partidos de soccer de los equipos de
casa. Con las playeras oficiales puestas. Cuanta nostalgia, cuanta desazón.
Desde la trinchera los toros se ven mejor.
Pasear
por la bahía en los yates. Ponerse a tomar el sol. Broncearse. Beber champagne.
Planear el próximo fin de semana. El sex y el after sex. La ropa olvidada no
importa. Vamos a comprar más al mall.
Trabajar
en los canales latinos. Hacer negocio con los cubanos.
Perfeccionar
el uso del idioma ingles.
Monterrey
se ha quedado atrás, en el submundo de la mentira.
Abajo,
en la frontera de las balas, el levantón y la extorción, nada nuevo para
quienes se dan de topes, los bragados furibundos, la generación de la carne de cañón.
Los reclutados por la compañía.
Monterrey,
el perdido avatar frustrante, luce el traje horrendo de la desesperación.
No comments:
Post a Comment