Thursday, November 10, 2005

Mu mu dijo la vaca










Matehuala


dice la leyenda
luis habla con
un espantapajaro
aunque no sepa
el idioma
en que se expresan

las reinas del
sostén a media altura
y de la tanga mortecina
amanecen hasta la madrugada

la cerveza el cachondeo
las mesas dispersadas

nadie sale vivo
sin cicatrices
cuando éxtasis
toca turno y dispuesta
sube y baja por el tubo





Los colorines.com



quise ver la más gorda
de todo el corral
la vaca mas pura
en el reino del pensamiento

con likra verde fosforecente
se acerco a nuestra mesa

mu dijo la vaca
arnulfo me señaló
no sabe bailar
mu mu
contestó la vaca
cuando quieras
te puedo enseñar

yo incrédulo
la ví pacer en el establo
entre la niebla del tabaco
y orgullosa espantar las moscas
con la cola.

Friday, November 04, 2005

El mundo es un taibol en erupción

















Parte en On


antes bailabas
al son que te tocaran
ficha tras ficha
canción apretadita

tus señoritas
bien pefumadas
con polvos de talco maja

las estatuas griegas
esperando turno
para gastar suela

ahora
desierto de mujeres
en tanga
meseros ansiosos
manos sin rumbo


TVO

margarito
arnulfo julio cesar
romualdo joaquin
macedonio david homero
con capuchas inquisidoras
te alabaron


aries a regaderas

gabo arcadio
cantaron quevedos
a sus damiselas

se prendió la luz
extraviada la pluma
fuente y las ideas

en los controles de la radio frecuencia
fufito hace ronda

Givenchy
es menor de edad
dijó el transnochado

a la bascula
pásale mi hijito

las manos me persiguieron
por los rincones
mas secretos
de mi humanidad

convencidos de mi mayoría de edad
me sirvieron una cerveza

mujer voladora en la pista de despegue
mariposa al vientre cubre cesárea

un abogado en la banqueta
suelta el nudo de la corbata
y sigue comiendo sus tacos rojos
con mucha salsa.

El Tarro
parecen ranitas
brincando sobre
el sartén de agua caliente
las sillas vencidas
la caguama por treinta lucas

hoy la corte de la noche
tiene envida
de la novia a medio vestir

ella acapara las miradas
los dedos
los movimientos
las ganas

sus senos enormes profundos
a todos les gime como primeriza
ellos le dan un trago a la cerveza
y esperan que caiga sobre su sexo
esas nalgas furiosas.

Monday, October 31, 2005

A mi a mi

Feliz cumpleaños a mi

Te lo juro compadre le dije al buen Gerardo mientras me cenaba una hamburguesa, son pocos los días con sonrisas en mi bolsillo.
Cuando cumpleaños mi hija sufro una transformación incierta: dejo de ser un ogro verde con cabellos en las orejas y me visto de príncipe azulado.
Hay cosas increíbles, esas solo me pasan a mí: caer en el único bache de la calle, besar el pavimento cuando llueve, andar de novio con las imposibles.
Dejando ese rollo simplista, ahora de mi síndrome premenstrual pasivo, empezar a contarte el cumpleaños mi hija.
Ella vestida de princesa. Yo estaba contento. Su madre llena de felicidad, casi puedo decirte le salía el sol en su sonrisa.
Las gentes llegando a la piñata, los abuelos, los tíos, las tías y las sobrinas. La música de Tatiana, y la gasolina, recordándome el cambio de giro del Partenón, de ser un lugar de ficha ahora un taibol muy rascuache.
Los dos estábamos en la puerta del local, padre y madre, cuando la veo llegar, me pregunta Gerardo, ¿a quien? Pues adivina, le contesto. Hablábamos de mi ex. La deprimida.
Gerardo soltó su risa más espontánea en años. ¿Qué hiciste? Yo la verdad, me saque mucho de onda. Ella me dijo como estas y me entregó un paquete de zara para mi hija.
Me invitaron anoche, me dijo. Aun sin reponerme del susto, creo ella debió darse cuenta del estado alterado, nada más faltó llamar a las ambulancias para sacarme del soponcio.
Vaya al fin de cuentas, somos muy abiertos para ciertas cosas le contaba a Gerardo, cuando creemos ya no harán daño en nuestra vida.
En ese cumpleaños el sorprendido fui yo, como en aquella película de terror: feliz cumpleaños a mi, a mi.

Wednesday, October 26, 2005

Si pudiera



Pero cuando vi nadar a esa gringa en la piscina del hotel, me entraron unas ganas que hasta el remordimiento, de mi mucha abstinencia la harían a ella, estallar en dos. Tan solo fantasear con sus gemidos, su decir more more more papacito. Digo si se pudiera. Mi silencio de víbora en la espesura, me hace acercarme poco a poco.
Hi le digo, mientras ella sigue nadando de lado a lado. Confundida me dice jelou. Ya vamos rompiendo el hielo. Le pregunto su nombre, me dice Alice. Thats great le contesto. Im Stan, im a writer, le deletreo es-cri-tor…..ahhhhhhhhhh contesta ella haciendo una señal. Alice es de Ohio, de un lugar llamado Akron. Viene de paso, va rumbo a la capital. Yo le contesto, de allá mero soy.
Pasa un mesero y pedimos un par de tragos. Como ha crecido mi panza es por efecto de la cebada, así de finos son mis gustos, total, ella una margarita, pero bien cargada le digo al mesero, y yo una cerveza oscura, como mis intensiones.
En su camastro esta su pants de color negro, que dice bite me. Ya me imagino yo haciendo de las mías, y las palomas desde el otro lado del cristal mirando nuestro trance carnal.
Bebemos como dos desconocidos esperanzados en la siguiente página al irnos desplumando.
Si la hubiera conocido en el programa del Panda Show, que me gusta escuchar cuando me encuentro en casa, tal vez nos habrían dicho Stan te presento a Alice, Alice te presento a Stan, ahora si, cojanse cariño. Me cae de a madres ahora si no parezco mula, sino todo un seductor.

Mis dos amores














Fueron mis dos primeros amores.
A los doce años Diana se veía un poco mayor a las de su edad. Su cuerpo esbelto, de señorita, no puedo olvidar la imagen de verla con sus pantalones blancos strech.
Ambos caminando por el lado derecho de la acera. Diana la lectora, la niña fresa de colegio católico. Las canciones de duran duran: The reflex. Las llamadas por teléfono por horas, diciendo absolutamente nada, solo escuchar la respiración de quien amaba. O eso creía era amor.
Luego Laura, una niña exquisita, con su nariz tan delicada, su candidez para charlar sobre cualquier cosa. Su desenfado cuando llegaba yo tarde. La hermana menor de una anterior novia express. Laura hermosa de mente y cuerpo.
Y ahora estoy en un restaurante fresa esperándolas, llevo cuarenta y cinco minutos. Varias veces me llamaron al celular para decirme: no te vayas. Cada una por su lado. Diana tiene la responsabilidad de dos hijos y un marido. Laura sigue soltera y cada vez más sencilla, es auxiliar de dirección, su horario de trabajo depende de la carga emocional del gerente.
Sentado en la leyenda de la tranquilidad escuchaba a un grupo de jóvenes señoras entrando al local, esperando la asignación de mesa: No sabes como batallo con la muchacha, se come la cena de mi esposo. Ya le hemos dicho muchas veces su deber esperar hasta el último, pero no entiende.
Eran cuatro las damas esperando lugar y yo solitario, arrinconado, casi desesperado de la tardanza de mis dos damas de compañía.
Por momentos estuve a punto de reventar, y decir viva la revolución: abajo los ricos, viva Fidel y el Che. También Viva Pancho Villa. Imaginé entrando las fuerzas del sur, al mando de Emiliano Zapata, por el lado de la barra separadora de la cocina y de las mesas.
Pero las cuatro señoras seguían reventándome los intestinos con sus nimiedades. Y mis dos amores platónicos sin llegar.
En el restaurante le di vuelo a mis métodos mentales más sofisticados para darles muerte a estas damas de clase media aspirando a un mega aumento de su marido.
Para cuando llegaron mis dos amores, primero Diana, y luego Laura, yo ya tenia en mente no pagar mi cuenta.
Hablaron y no dejaron de hacerlo, casi sin tomar aire. Del tanto tiempo de no vernos hasta el como hemos cambiado.
Prendí un cigarro y tosí.
Dos amores, un cigarro, un doctor para hacerlas bajar de peso. Yo y mi panza caguamera. No hay mejor manera de soñar dos futuros sobre la misma mesa.

Friday, October 21, 2005

Me jodiste la vida















Me jodiste la vida dijo con rabia. La saliva en su boca se convirtió en espuma. La espuma en mar. El mar en odio.
Los dos sentados en medio de la noche, cada quien por su lado. El par de mecedoras detenidas. Mis celos derramados. Su paciencia vuelta añicos. La luna a medio vestir.
Entro en casa, dio un portazo. Sin más por decir, me encamine a la salida y arranque el carro.
Daba igual el camino de regreso a casa. El noviazgo de más de siete años quebrantado.
Nos conocimos cuando ella tenía quince años. Sin más, su sencillez su forma de ser tan apática, sin nada por decir, me fue llenando el ojo.
Con Blanca Aurora ya llevaba dos años de novio y le tenía miedo cada vez mas, nuestros encuentros estaban llegando a un punto casi sexual, y yo no conocía el condón. Nos pasábamos juntos las mañanas antes de ir a la preparatoria y fajábamos de todas las maneras.
La verdad, aburrido de sus pezones enormes, de no batallar para quitarle la ropa.
Pensaba cuantos más disfrutaron de sus carnes antes de mí.
Ella negaba todo, yo tenía la sospecha de un chambelán de su quinceaños. Ese tipo parecía un gorila y toda la familia de ella, lo invitaba a tomarse unas cervezas en casa, que tambien era su casa, no faltaba mas.
Decidido, le solté de sopetón, Blanca: creo que debemos de darnos un tiempo para saber si nuestro amor pueda funcionar o simplemente es una calentura.
Ella lo entendió y me dijo no me importa tengas capillas mientras yo sea tu catedral.
Definitivamente esto debe terminar le exigi. Ella lloro y no dijo más.
A las dos semanas le cante a Ana si quería ser mi novia. Me dijo esta bien, pero mis papas no pueden saber, me dijeron hasta los 17 años. La pasamos bien. El amor de mi vida vuelto memoria.
Cuando llegó a los 24, me dijo, me jodiste la vida.
Por primera vez me sentí vacío. Cada quien por su lado.

Tuesday, September 20, 2005

El suavecito














Tengo veintitantos años y aun no he logrado nada en la vida. Si me casé con ella fue por inercia después de mucho tiempo de estar juntos. Un día llegó con esa novedad a nuestra cama.
Quizá como puntada de borrachera habría sido interesante, pero como a ella le molestaba mi manera de beber, no me desagrado hacerla mi esposa: si estas sobrio no puedes verle los defectos a tu novia o pareja, para eso se necesita el alcohol, para desinhibirnos y soltarnos la lengua, y armar complots.
Mientras tanto la brisa de un ventilador esta puesto de manera giratoria en el escritorio de la secretaria gorda del quinto de lo civil.
Aquí estamos esperando, haciendo fila para entrar con el juez, para eliminar esa horrible mancha en mi vida. Ese error tan flamenco.
Ella llego acompañada de su amigo gay: no vale la pena describirlo, pero para los curiosos es algo así como blanca nieves con uno de sus gigantes, tan fashion y cool.
Lástima por ella, si la fuera a golpear trae su guardia de seguridad, seguramente me daría arañazos en mi cacarizo cutis.
Me urge demasiado dar por finiquitado mi asunto con ella. Es una verdad solitaria.
Ya no duelen las desveladas por las cantinas, de llorarla en tantas barras, comiendo cacahuates y subiendo el tamaño de mi panza, de esa desilusión el resultado son ocho kilos de más.
Inflado y abandonado por completo, me doy al vicio, pero ese medio día, sale de la oficina una hermosa rubia. Ella voltea y yo sonreí..
Ingreso primero con el juez. Le digo, aquí esta la chica. Pásala pues. Antes le pregunto por el asunto de la güera ojo azul.
Se acaba de divorciar. Pero aun le faltan algunos papeles por arreglar.
Me sobo las manos, parece hay una prospecta para invitarla a salir, de ir al cine, como antes se usaba.
Entra mi aun esposa. El juez nos reconviene si hemos pensado completamente esa decisión de disolver nuestra relación, sobre todo, a los dos meses de casados, quizá deberíamos esperar un poco.
En eso lo interrumpo y le digo eso esta de más.
Ella asiente. Solo tenemos un problema una propiedad en común. Debemos de volver a buscarlo cuando finiquitemos ese asuntillo.
Te recomiendo lo hagas antes del próximo jueves. Ese día vuelve Eugenia.
Así se llama la rubia superior: Eugenia.
Ni hablar mi aun esposa sale acompañada de su guarura gay. Le digo, mañana mismo vamos a la hipotecaria y agilizamos cualquier problema. Devolvemos la casa y quedamos a mano. No me debes nada. Y yo estoy dispuesto a olvidar si te hice daño.
Ella se ríe: eres un cínico, suavecito, cabrón, por ahí ya has de traer algo en vista.
¡Como corazón!, le contestó, si aun estoy viviendo mi duelo, todos los recuerdos y las veces que hicimos el amor, no es tan fácil de olvidar.
Y si fuera poco no ves semejante panza, quien crees se va a fijar en uno en estas situaciones.
Hacemos una cita en la hipotecaria. Yo pienso en Eugenia. Regresamos las llaves de la casa. Ellos se quedan con el enganche a manera de depósito por si hicimos algún desperfecto.

El jueves temprano llego y me topo con Eugenia. Llevo un libro de poesía. Trabamos miradas, me derriten lo azul de sus ojos. Sus largas piernas de lluvia y el cabello girando con el ventilador de la gorda funcionaria.
Después de un buen rato de charla, ella también conoce mi historia.
Por ahora solo le pido su mail, para darla de alta en mis contactos. Mi aun esposa esta por llegar, y el juez ya esta esperando a Eugenia para terminar su matrimonio. Es nuestro día de la Independencia. Solo nos hicieron falta los fuegos pirotécnicos. Eugenia, y yo, y mi ex completamente disuelta.
Mi ahora ex, con que libertad puedo mi buen, puedo decir: arriba y adelante.

Monday, September 19, 2005

Historia de un gato



me emborrache
y me metí buscando
una sala de masajes
que es vecina
de las oficinas
de los hinchas del club de fútbol
contrario al mío

no pude preguntarles a un par de novios
que ahí mismo estaban fajando
en la oscuridad
por donde llegar
en esa escalera hasta
el salón del placer


tenía hecha la lengua
de trapo y los ojos al revés

subí al carro y busque en la noche
un lugar que dijera open con luz fosforecente.

Sexcreto





ella escribió
te tengo un sexcreto:
te amo

yo seguí
al pie de la letra sus palabras
y las acomodé por orden alfabético
en el carrito del supermercado.

Vampirella Dicionario






alguien dijo
te estas volviendo viejo

lo comenzaba a sospechar
pero no estaba dispuesto
a entregar mi bandera blanca

la barba rala
mis ojos cansados
de tanto sol en este desierto




en los bares
no me piden mi id
para entrar
puedo beber hasta caer
despertar seguir bebiendo
esa es una gran ventaja de la edad.

Subibaja





el largo pasillo de las mentira.
siempre lustrado y limpio

sobre él
puedes derrapar caer
en suma el ridículo

cuando esta lleno el paisaje
de aves de todos colores y plumajes
sabes que te están juzgando

la encuentras a ella
o tropieza contigo

lindos lentes
te dice
para romper el hielo

¿subes? pregunta

es demasiado tarde
declararte incompleto

la vida es tan penosa
que si la fortuna no se vendiera
en galletas
estoy seguro
que ella seguiría ahí

preguntándo infinitamente
si subo o bajo.

Me duele la pata de ser tan guapo




mi pie de palo
tiene un asunto
serio
muy importante
con tu corazón de melón.











Naufrago cotidiano
Para Vigil, Cherkowski, Vejar y Martínez Renteria

conocí
al biógrafo
de un excelente escritor
yo quería saber
mas de sus excesos
de las mujeres y el vino
la cerveza y el dormir en lugares inmundos

el biógrafo
de mi escritor favorito
(que desde hace algunos años
ya duerme bajo tierra)
me dijo
de regreso en el autobús
si hubieras besado
dos veces mas
a esa chica que conociste
estoy seguro que chinaski
te habría aplaudido.

Monday, September 12, 2005

el rap del lunes enamorado




alguna vez tuve una familia
una residencia con diez y ocho bombillas
para quienes hacen encuestas casa por casa
dos baños y medio
una larga cuenta de infonavit

un papá y una mamá postizos
a quien visitar todos los domingos
y comer con ellos barbacoa de pozo

nos preguntaban para cuando
yo no entendí claramente
supongo que ella tampoco

había en casa varios diccionarios
que consultamos
el de ingles- español
francés- español
muchos libros de superación personal
pero ninguno hablaba del para cuando



ella me juraba amor algunas veces
yo casi siempre le era fiel
como un perro de la calle.

un día comenzaron a faltar
cosas en nuestra vida
la largas horas de conversación
paginas a los diccionarios
la familia que visitar los domingos en la tarde

ella limpiando nuestro cuarto
las diez y ocho bombillas
y hasta los recuerdos
mas íntimos
que sonaban con el viento.








Instantanea Rodak



quisiera decirte
que me conoces como nadie
o nadia
pero el primero no existe
y la segunda
ya pasó.

Friday, September 09, 2005

Quien diablos es Julliete




no termino
de comer
y otra vez
me enamoro de algo
afrentoso clasiquero.

la veo en su minúsculo
traje de baño
con el que sale a cantar
de vikinga
de cualquier manera
es julliete lewis la arcangelópolis
del rock
que lloren
los que salen en la eme te ve
yo siguiere
enamorado de su iconoclasta cintura y de
sus pechos
esos pequeños e inhibitorios cálculos
de células mamarias.

Mejores deseos



me alegra recibir
tantas cartas el día
de mi cumpleaños

ositos arcoiris
águilas volando
sobre las montañas

nunca cambies
eres el mejor amigo
de toda mi vida

adoro recibir cartas
el día de mi cumpleaños
aunque los chicos
de marlboro
y el senador del estado
no les preocupa
si estoy muerto o en trámite
ellos son puntales
propagandistas.






Escena después del desastre


cambie de canal
el bote de la basura
tus cartas sobre mis fotos

cambie mi fama
por un jugo de verduras

la forma de caminar
el peinado para atrás
mi número de celular

te debo toda mi infelicidad
del tamaño de una canción
tres minutos con veinte

hoy voy a correr las cortinas
de lado a lado
para dejar entrar el sol otra vez.

DE NOCHE TODAS LAS GATAS SON GATOS


Arcoiris 5.0

Para Pedro López Alvarado, Arnulfo Vigil, Margarito Cuéllar y Roberto Jorge Rodríguez


el rubio superior
el vaquero de bigote hondo
bailan juntos
una de juan gabriel

el paulino rubio
el mónico naranjo
las loquitas
suben al escenario

la chica de gorra de beisbolista
abraza a su vieja
y le regala una rosa fosforescente
que brilla en estos escombros

cae la noche
y se abre la mañana
en el arcoiris



Papi Chulo


le dicen el cantinflas
en los cruceros
sube en un intermedio
cómico mágico musical

mientras los chicos
de triceps enormes
se cubren sus penes húmedos
con una toalla

juntan los billetes
de veinte pesos o
la morralla
que les aventaron
cuando subían y bajaban por el tubo

cantinflas esta seguro
y grabadora amarilla
en mano
mueve el bote
da un pasito para acá
uno para allá

le aplauden las borrachas
las teiboleras fuera de horario
de trabajo

le aplaude el gerente
los meseros
el señor de la puerta
la avenida zaragoza
también lo hace

por último
le aplaudo yo







Wuichos bar

una mancha
pegada en la pared
en el más nauseabundo baño
dice la leyenda
que una vestida
desquinta sus victimas
primero los ronda
como gato en celo
los observa alcoholizarse
luego los toma de la mano
dando tumbos nadie resiste
no hace falta decir
si la pasan bien
o descubren
una nueva sexualidad
las pruebas son catorce manchas
pegadas en los azulejos
de ese nauseabundo baño
donde wuicho ya estuvo ahí.



Jardín Cruz Blanca

prometió
darme la mejor mamada
que jamás haya tenido en mi vida
solo dame diez pesos
para poner una canciones
de yuri y jose alfredo
después de eso
soy toda tuya seré tu angel
yo le di un trago largo
a la cerveza
vi mis diez pesos
en la panza de la rockola
a él bailando la
danza de los siete velos

después de todo
no esta tan mal
una mamada por diez pesos.


La Huapalaina


la veo a ella
la mujer mas perfecta
blanca su piel
sus hermosas pestañas
esa tanga
su depilado permanente
su nariz señalando al cielo
tan exquisita
toda ella
el diablo con
vestido azul

yo profano
su templo
con mis miradas

soy su péndulo
alcoholizado buscando la boca
del transvesti mas hermoso del mundo.


El Florida

luis javier ríe
mientras le lame
las cicatrices
a la cerveza indio

estamos adoloridos
de placer le digo

arnulfo sonríe
mientras da la bendición
en cada ronda

a donde ir
cuando la noche
me recuerda todo lo
que soy

luis javier ríe
con sus colmillos de escorpión


Baños capri

el evento
del día de hoy
es tomar un baño
en un lugar gay

está de moda

en la entrada
te dan una toalla
un candado
del locker

ahí guardas tu ropa
y puedes hacer tu propio show
eres el rey con su traje invisible
la toalla atada en la cintura

las loquitas son mariposas
esperando ser clavadas.


Bar Imperio

donde se reúne la noche con el día
el domino con la cerveza
el periódico el sol con los cacahuates
las cuentas por ambos lados
del cartoncillo

en el bar imperio
las mujeres viven en la televisión
algunos se soban la entrepierna
desechando flores

donde la puerta esta abierta
y un tablón impide ver hacia dentro
puedes beberte los ojos
con una doble penetración

en el bar imperio
los viejos dan sus últimos suspiros
antes de llegar a casa
cansados y ebrios.

Tuesday, September 06, 2005

Bien Fría




Mi blanco carro es un desmadre: un corcel nacido en una cuadrilla económica: japonés y armando en quien sabe donde.
El cuarto donde duermo fue antes de mi hermana, aquí también reina el caos, mi antiguo cuarto es ahora una bodega de juguetes de mis sobrinas.
He comprado muchos mas discos de los debidos. Pero sin música el mundo se detiene. Nunca es suficiente, si el asunto es ocultar la tristeza.
Puedo nadar en dinero en la tarjeta de debito. Entrar a los mejores antros de la ciudad sin hacer fila ni reservación.
Comer en el restaurante de moda los platillos más exóticos.
Salir en las páginas de sociales, ser el metrosexual mas asediado por las niñas bien.
Andar de novio con alguna de un apellido último modelo, pero nada, absolutamente nada, se compara a la coca.
Al rasurar la cara llevas el mismo rumbo, ahora no sabes reír. Desayunas del mismo lado de la mesa.
Bucólico sales manejando estrías. Todo nace, todo crece, y alguien ahora mismo esta muriendo.
Pepsi Cola, Doble Cola, Coca Cola, Diet Coke, Diet Pepsi. Es necesario renombrar ese jarabe espumoso nacido en 1886.
Pero nosotros los loquitos la llamamos soda.
La quiero blanca y fina como la arena.
En una pequeña bolsa, para guardarla en la cartera, o el pantalón. Deseo presagiarla, envolverme en su canto, sentarme en el sofá de mi mundo imaginario, y dejar el eco fluir.
Compro palomitas con los meseros de los antros, un doscientos puede durarme varios días de eterna felicidad.
No debo de ser demasiado atascado. Eso lo tengo claro. Entre nosotros dos es un acuerdo. Su sabor a medicina en la faringe es una divina obscenidad.
Soy un péndulo, no interrumpo sus ganas de poseerme. Amo dejarla aquí, mientras ella corre y juguetea con mi sangre, se va desenvolviendo en mi cerebro, lo lava y lo deja rechinando de limpio.
Sus raíces me juran arrancarme mis cicatrices. La soda nuestra de todos los días.
Los tornados, las sequías, las hambrunas, el vih, el cáncer en los ovarios, el de próstata, la ineficiencia del seguro social, el gobierno del cambio, el incambiado gobierno de los chiquillos y las chiquillas matan mas gente que la soda.
Ella me conoce como nadie. Tiene una señal luminosa si cae la noche. Vez ese puntito arriba del cerro, ese mero es.
La soda no es un lugar común. Soy tan feliz de conocerle señor sodero, usted ayude a este pobre amigo de Maradonna. No juego tan mal al soccer usted lo sabe, solo que las fracturas me hicieron la vida imposible y por eso ahora me observa sentado frente a una pantalla escribiéndole mis penas.
Eso es, un ataúd esperando mi llegada.
Voy a la maquina de los refrescos, deposito la cantidad justa, aplico el botón correspondiente y cae de la panza de ese armatoste, un refresco bien helado.
La soda para quienes visten de blanco y de corbata.
A mi se me hace agua la nariz. Un doscientos no vendría nada mal para terminar el día.

Monday, September 05, 2005

Pescado del otro lado




Solo polvo de cactus en este desierto. Tomo una cerveza sentado en el restaurante bar. Espero la llegada de Margarito y de la Terrible Susanita. Mi corazón es un vagón con sonido de una guitarra de blues, aunque prefiero el vallenato, la polka, ponerme a sacarle lustro al piso, a gastar la suela del zapato, siempre y cuando haya una buena bailadora.
No me calienta ni este mismo sol. Y a mi alma la enfrían más los tragos amargos deslizándose por mi garganta.
Tengo comezón en los tatuajes. Solo quiero salir de aquí. Soy una ánima dibujada en mis brazos. En algunos trabajos no te quieren si tienes tatuajes, te piensan mariguana o malandrín, o caldo de cultivo de alguna enfermedad incurable y contagiosa. Nada mas equivocado.
Sería feliz si mis tíos no robaran cobrando la renta de mi abuela fallecida, tener mas tatuajes en mi brazo derecho, algo para asustar a quienes me dicen señor.
Poco me importa lo murmurado, ni mis enamoradas, ni los hijos quedados en los condones. Trato de estar siempre protegido.
No soy gay, amo a mis amigos homosexuales y lesbianas. Tambien a las mulas y a los caballos desbocados.
Alguien pudiera llamarme mañana a mi teléfono y dirían ausente, casi siempre lo olvido en casa.
Tan larga tengo la cara, dice Margarito al llegar, debió notar mis raíces llegando hasta la tierra. Estoy atado en un suelo de guerra consigo mismo.
No puedo estar solo: mi felicidad esta al otro lado del país.
En el paraíso, les digo. La playa más hermosa, las mujeres de tooples, los hombres con sus minúsculos trajes de baño.
Mi panza cervecera es un orgullo no familiar. No me acongoja. Hay mil quinientas posibilidades de morirse de un ataque al corazón antes de los cuarenta.
Creo en la muerte como una bailadora, un día te invita con ella, y por nada del mundo puedes hacerte a un lado, sino escuchas su canto de sirena, y vas sintiendo su asecho, y al final, te extasías: así es la vida y el morirse.
A fin de cuentas Margarito se compadece de este pobre ciego-cojo-mudo-y sordo. Me suelta la cantidad de lana faltante para irme.
Susanita me hace prometerle arena y conchitas de mar, quiere decorar completamente su departamento.
Casi salgo disparado. La ciudad me parece demasiado pequeña. Busco una puerta abierta, para llegar hasta ella. Ambas son una misma
Se me escapa la vida. Y ahora voy a atrapar una dulce sirena. No existe más el mal humor. Pienso como pescado.
Margarito y Susana me observan desde un lado de la pecera. Ellos ríen.
Deseo salirme y dejar el agua pasar, respondo.
En casa mis padres ven la televisión y el canal del clima anuncia buen clima las próximas semanas. Me dan un aventón al aeropuerto. Aquí va un pasajero dispuesto a ponerse colorado de tanta felicidad.

La Mandinga


Para la Srita Evil


Amaneció y desee besarla. Ya no quedaba nadie más en la fiesta, las cenizas en el desván, algo de las sombras de quienes habían transitado, ahora extintos; solo espejismo de una noche difícil: ahí los pájaros en los alambres cantando el despertar.
Desee quitarle lentamente la ropa en el preciso instante del alba. Ella callada en mi piel. En alguna de estas calles, un borracho es atracado por el maleante y lo acuchilla. Otra pareja sale de un bar y van con rumbo al hotel.
Ella y yo somos dos vacas paciendo en el lobby. A la deriva del amor. Adivino el tamaño de sus senos, esa sonrisa de extensa carretera.
No tengo sueño, mis parpados sin polvo. Ella es tierra adentro, y quiero llevarla rumbo al mar, coleccionar toda su arena, su sal, ahogarme en su brisa, hundirme en sus brazos.
Mi espalda dolorosa me regresa a la realidad de mis deseos.
La veo y no hemos dejado de hablar por más de diez horas. Química le llaman los metafísicos. Pedazos de pan quienes cuentan historias para niños.
Algunos quieren volver el tiempo atrás, para encontrar una esperanza. Yo respiro encima de esta tierra. La estación de tren de la ciudad esta cerrada. Se me antojaría irme con ella a algún sitio donde el agua caliente brote de la tierra.
Pero hoy no existen los milagros. Poco a poco nuestras posibilidades de hacer el amor se van haciendo nulas.
En unas horas iré por mi hija para ir juntos a la iglesia.
Ella se calza sus sandalias y se pone en pie. Los mosaicos rojos tienen la mancha de nuestro sudor.
Le digo: otro día seguiremos hablando. Asiente y ambos nos imaginamos en esa estación: la del amor.
Para nada sirve el sol, mas tarde, mi hija y yo en el lecho seco del río volaremos un papalote.
Al soltar el hilo y se eleve con el viento ese pedazo de papel y madera, hasta llegar a lo mas alto, no dejare de pensar en ti.
Hoy llevas por nombre ansia.
Mientras tanto, la limpieza en tu casa habrá comenzado: las botellas vacías puestas una por una en la bolsa de plástico, los cientos de colillas, y el incienso de canela para disipar los malos aromas.
Solo nosotros sabemos en que termina el poema, cuando el día explota.

Friday, September 02, 2005

La risa de Miss Piggy


Llegamos al restaurant Nuevo León después de 25 minutos transitando.
No lo conocía, salvo por su fachada externa. Gabo nos ha prometido tener una dote de chicas guapas, chicanas, actrices, de esas de telenovela, para no perdonarlas de un buen acostón.
Me parece perfecto, le digo. Nos ponemos a modo. Sacamos del refrigerador tres cervezas para llegar entonados, como los buenos cantantes charros cantores, bailamos cualquier son.
Yo me regreso y dejo en casa mis bermudas de color verde militar para ponerme un 501.
Gabo me lo regaló, entró en su armario con la pieza: la pendeja de mi esposa ni siquiera sabe la talla que soy.
Es un matrimonio martirio. Una mujer enajenada y el hombre amando al fruto de ellos. Bonita pareja. Son como El Gordo y El Flaco.
Entramos en el restaurante: la cumpleañera se llama Alicia, aunque tiene ciertos aires de Daisy Fuentes.
Nos sentamos en una esquina de la mesa. Somos invitados de un invitado, como se dice, nada de la cumpleañera, solo gente en transito, esperando pasar un rato agradable en compañía interesante.
Llego una chica vestida de rojo. Con sus dos enormes encantos casi saliendo al aire, como pidiendo compasión, el amor y ser adoptados por alguno de los comensales.
Ismael, el dueño de la cámara, con toda su experiencia, le comienza a tomar fotos. Ella dice si, pero antes traigan una margarita. Nosotros tomamos shinner.
Ella dice: mi abuelo es de un poblado llamado Uña de Gato. Nos volteamos a ver. Ninguno de nosotros sabe donde se encuentra ubicado. Quizá sea un invento de su ancestro.
Comienza a posar para la lente. No puedo negarlo, es fotogénica. Aunque un poco pasadita de peso. Su color blanco, lo respingado de la nariz, sus piernas bien formadas. Ya estoy deseando estar mas con ella. Pero lleva mano Ismael.
Pagamos en el restaurante y le seguimos en un bar discoteque. Nos colocan los brazaletes verdes fosforescentes.
Me gusta la gasolina, dame más gasolina. Las niñas suben y bajan contoneándose. A mi me excita verlas.
Soy un poco retraído, me escondo en una de las orillas, sigo tomando y viendo desde la parte alta una pareja de japonesas haciendo de las suyas. Quien fuera la mantequilla de maní para ese sándwich.
Gabo, Ismael, Blanca, quien según su manager se llama Mía Bella, y yo nos celebramos por la amistad.
Mía se atraganta cuando ríe. Parece el eco de Miss Peggy. Me da pena. Tan buena, tan sabrosa. Me la imagino en la intimidad. Riendo con la nariz tapada diciendo más more chiquito. Tú sabes cuanto me gustas.
Es tan agradable Mía. Lanza golpes a los hombros de quienes estamos a su lado. Es como si fuera mi amiga desde hace años.
Te prometo si vuelves a darme un golpe, tendrás la obligación de besarme.
Esa noche su labial, mis ansias, las margaritas, el poblado de uña de gato: todo revuelto en la disco.
Ismael tomando fotos, ella subiendo sus piernas en mi. Pesan un poco, pero no hay nada mas sabroso, en una noche cayendo en el alcohol.

Yo la veo



Somos cuatro. Entramos por la puerta lateral. Mientras los policías apostados en la entrada esperan a los asistentes. Nosotros no estamos identificados, ni tenemos boleto para este evento.
Con gafetes vencidos, en bola, nadie nos detiene, manoteamos para decirles prensa.
El sol es un plomo pintando los blancos cuerpos. Como podemos nos vamos cambiando de lugares. Hasta llegar casi adelante. Nos vamos riendo de los elementos de seguridad. Ya les conocemos desde el año anterior. Son chicanos, y extrañamente son los más groseros con sus paisanos. Parecen renegar de sus raíces, aun cuelguen en su espalda la cruz del sur.
Sentados Gabo me presenta a alguien desconocido: es el baterista de Phases. Ah, si, le dijo. Ya somos un poco maduros, la panza incipiente, comienza a escasear el cabello, o las canas pueblan los lados de nuestra cabeza. Me cuenta: la semana pasada vine aquí mismo a ver a Skid Row. Siento demasiada envida.
Recordé la época de la prepa. La mayoría de las materias reprobadas, las chicas tomando refresco y comida chatarra. Somos niños despreocupados, saliendo de clase para irse de pinta con las niñas del colegio de monjas.
Escuchamos a Phases: Vive siempre preocupada por ser la mejor, no descuida los consejos de vos . Ya dedícate a tu vida propia no le celes a la otra ¿A Quien quieres tu impresionar? Pero esos ojos te miran a matar, me vuelven loco. Eres la reina del lugar, pero debes dejarte conquistar.
Phases fue Claudia, Diana y Alejandra, quizá algunas mas, pero no recuerdo completamente ni sus rostros ni sus caras.
A todas ellas les cante esa canción por teléfono, a media tarde, mientras mis deberes escolares quedaban estancados. Deseaba quererlas de verdad. Pero el amor es la noche, cada mañana vuelve a nacer y los sueños se corrigen.
Le dijo: ustedes eran superfresas y tenían todas las chicas. Jajaja, me dice. Todo eso es como una pagina quemada.
Ya entiendo, fue su tiempo y el mío: ¿Cuándo?
Intentamos seguir buscando lugares mas adelante. Pero pronto un guardia nos encuentra y literalmente nos expulsa hasta la explanada. El talud es la entrada general. El único derecho es el de permanecer callado. Tan cerca del paraíso, y afuera todo se hizo peste.
Estoy encabronado con Gabo, él solo ríe: ahorita nos volvemos a meter, no te malviajes, vamos por una cerveza para el coraje.
Ismael por ahí anda con su mega camara. Ni hablar.
Phases, Diana Claudia y Alejandra, me acompañan en la imaginación.
Suelto mi espada entre tantos cuerpos. Los voy destazando, la idea es estar lo más cerca de donde nace la música.
Grabo en mi espada la letra de “Yo la veo”. Desde este rincón encañono a todos aquellos mis iguales. Algo inesperado esta por suceder. Lo más lindo de mí. Se pone el pecho tieso. Vamos a aguantar todos los golpes para llegar hasta donde deseamos estar. Al frente. Somos soldados y queremos derramar nuestra sangre en las cuerdas de esas guitarras, en los acordes del bajo, y escuchar las salvas de honor, en memoria de nosotros, de parte del baterista. Todo esta listo. Ya desperté. ¿y tu?

Thursday, September 01, 2005

El hombre del único zapato azul



El cazador en espera: casi tres horas en el mega aeropuerto para hacer conexión del vuelo. El corazón palpitante. Tengo miedo. Voy a estar con ella en el paraíso por siete días.
La playa, el calor incrustado en el cuerpo, el aroma a bronceador. Todo junto. Listos para compartir la misma cama.
Ella, la de un día con la regadera abierta, hace casi dos años, el agua corriendo, el vapor llenando el cuarto, los dos entrelazados, ella pequeña, siendo mi niña, ella misma, yo serpiente, tragando agua, comiendo de sus pechos y de la comisura de sus piernas.
Reptando en los mosaicos, vapor y mas vapor, a nadie le importa la cuenta del agua.
Vamos a la cama, le dije, ella brinco. Las sabanas empapadas. Afuera el mundo sigue su rumbo. Nosotros tenemos una cueva donde solo caben dos. El amor es una toalla para secarse el sudor.
Ahora le vuelvo a ver, después de la semana santa. Recuerdo ese mensaje de no te mereces una mujer equivocada. Pero hay algo mas intenso y viajo hasta el otro lado del mundo para encontrarme con ella.
La mujer mujer, la madre de una pequeña de dos meses. Pensé habría algo entre nosotros serio. Pero mi tienda ha sido saqueada por un salteador, alguien sin nombre. En mis noches su rostro no aparece. Solo la silueta, la de los dos, ocupando mi lugar en la regadera.
Llego al otro lado del mundo y es media noche. He aprendido a vivir con tan solo un back pack. En esta vida no se necesita nada mas. Solo lo indispensable. Tal vez la libreta y el bolígrafo, ambos no olvidamos.
Me espera en la calle. Yo la veo igual, pequeña, delgada como un sueño lluvioso.
La abrazo, me besa, ambos necesitamos llorar. Nos sentamos en el balcón del departamento de su hermana. Tomamos cerveza y quiero oír esa historia. ¿Quién me robó este sueño? No lo sé, pero me duele, es una espina tan clavada, tan certera, mi espina su cuerpo.
Hablamos por horas. Tomamos un respiro. Cada uno se va a dormir. Comparto cama con ella y su hija. Quisiera decir nuestra, pero no lo es.
Por la mañana salimos a la playa, seguimos incorrectamente las coordenadas y después de 40 minutos de caminata llegamos a una playa embarcadero.
Me meto al mar, y ella cuida de la bebe. Solo despierta para comer y para seguir en su aletargamiento.
Utilizo el bronceador. Vine preparado a pasar unos días lejos de todo. Del aroma a tinta en las bodegas, de los seis pisos donde el sol jamás se pone, donde no he visto el atardecer tomado de la mano de nadie.
En nuestro pequeño paraíso, ella, la niña y yo. Voy por unas cervezas. A lo lejos veo un tipo pidiendo bronceador. Parece carne fresca supongo. Regreso y le digo, la próxima vez cuando te pidan algo, puedes decirles de lo celoso de tu esposo.
Ella sonríe, se siente protegida. Yo observo a los paseantes. Fumo y guardo toda la basura en una bolsa especial. Odio a los desordenados. Me odio a mi mismo. Y quizá este odiando a ella misma.
Al final del día tomamos un colectivo para regresar al apartahotel. Camino descalzo. La arena se ha hecho una maza con el aceite del bronceador. No quiero ensuciar mis tennis azules.
Abrocho el velcro de los zapatos con la agarradera del maletín.
Ella carga a la bebe. El sol quema mis pies. Siento alivio al subir.
En un instante me doy cuenta de mi pequeña tragedia ambulante. Falta el zapato derecho. Debió caer. Ya me imagino volviendo a la ciudad con dos periódicos amarrados con ligas.
Ella al reencontrarnos en el paraíso me obsequio unos huaraches. Alguien nos observa y cuida, tengo la sensación.
Guardo el sobreviviente zapato azul. Lo utilizare para algo de arte objeto. Ahora la niña duerme, ella fuma conmigo en el balcón.

Tuesday, August 30, 2005

Péguenle al negro


Para Ismael, Armando y Gabo.



Hace calor, exhaustivo: en demasía.
Las chicas se despojan de sus tops y quedan sus senos al aire, luego los decoran con airbrush. Con dibujos de mariposas o de cualquier especie, solo cubren sus pezones.
Algunos de ellos dan verdadera tristeza: hay senos picudos, enormes o de plano insípidos. Aunque puede uno darse cada sorpresa. Por lo general son las latinas las mejor dotadas.
Las regaderas en el centro del lobby, para alivianarse de la larga jornada de bandas tocando. Comenzaron a las nueve de la mañana y ya es media tarde.
El Ozzfest, el límite de las ilusiones. Las drogas, el ligüe instamático, somos una familia feliz. Momentos Kodak. Los girasoles giran. El mundo no se detiene y estamos en the happy tour.
La cerveza helada en enormes barriles de hielo. En el foro la guitarra, la batería y el bajo destrozan los oídos, las paredes del anfiteatro.
Estoy aquí, sobrio. Viendo a todos lados. Mis ojos quieren salir de sus orbitas. Mi corazón late a mil por hora. Llegara la hora de ver por segunda vez en mi vida a Black Sabbat. Solo tengo treinta y cuatro. Soy un chico doble 17. Pasé la edad de Cristo.
Los de Velvet Revolver traen un buen sonido. El Slash junto con Duff y Matt tocan Mr. Brownstone.
Salimos a comprar cerveza. En varios puestos hay juegos extremos. Me llama la atención uno en especial.
Sentado sobre una hielera esta un chico negro, se parece tanto a Ronaldiño, el jugador del Barcelona. La apuesta es la siguiente: te dan tres tiros y debes de darle en la cara al chico.
Te cobran cinco dólares: si en ninguno de ellos le das solo te ganas un disco recopilatorio del festival. En cambio, si atinas a golpearlo en la cara, te ganas la playera oficial, mas el disco y la revista oficial.
Tengo dos dólares en el bolsillo. Le dijo a Ismael dame tres: Juega, solo si fallas yo me quedo con el disco.
Me parece sensato. No voy a fallar, aun estoy sobrio. El gringo con sus multitatuajes toma los cinco dólares. Abraza, besa y apapacha a su novia. Una pelirroja vestida de rojo, de piel blanca como la leche. El morenazo se sienta sobre la desvencijada hielera.
Coloco el balón y disparo la primera oportunidad. El balón pasa demasiado lejos de él. Lo coloque en una orquilla. Soy malísimo para disparar los penaltis, por lo general siempre me los detienen.
En la segunda oportunidad, coloco más a la derecha el balón. Doy dos pasos para atrás y el balón pasa muy cerca, pero aun no logro afinar la puntería.
Ismael esta ya casi tomando el disco de consolación. Ni hablar. La maldición de los seleccionados mexicanos me seguirá en Dallas Texas.
Algo de fe queda en mis botines. El tercer intento coloco la base del balón lo mas cercano a uno de los extremos. Le internaré golpear el balón con la parte exterior.
Vuelvo a dar dos pasos para atrás. El cielo se detiene. El morenazo se pone las manos en la cara. Ismael observa. El balón sale disparado. Se incrusta en plena cara del chico. Al recibir el impacto se va para atrás. Los mirones gritan gol. Yo digo: yes.
Ismael se va con su disco, yo con mi playera del Ozzfest.
Slash sigue tocando con Duff y Matt Sorum. En un rato más, cuando salga Ozzy, ya tendré puesta mi playera. La portaré con orgullo. El morenazo, por cierto, se rompió la boca del impacto. Gajes del oficio. Pero siempre quise tentar mi suerte. Hoy soy un elegido de los dioses.

Monday, August 15, 2005

Como hemos cambiado




Como hemos cambiado

El país sigue perdido. Hay un barco en donde despareció el timón. El capitán se enamora de si mismo. Su camarote es un gran espejo. Se hace el amor en solitario y después del acto respira con solemnidad. A mi me gustaría pegarle un chicle bala a su cabeza.
Los pasajeros, los de segunda, tercera y cuarta, vivimos aterrados mientras la orquesta sigue tocando el mismo vals: el de los desesperados.
Las ratas devoraron las bodegas. Nadie se mueve, nadie dice nada. Todos somos silencio, entumidos.
Ángel es mi amigo. Es pasajero de este barco. De mi pequeño barco de memoria. No recuerdo haber pasado palabra con su padre. Siempre fue huérfano al cuidado de su abuela y su tía solterona. Ángel estudiaba en la primaria del barrio.
Nos separamos. A mi me enviaron a la escuela piloto del estado.
Pasé la primaria enterrado y saliendo de la dirección, contando los mosaicos de las paredes, a jalones de patillas, con la tarea a medias, sin primer amor. Entrevistado por el papá de Dorita, mi compañera de salón, quien era psicólogo del tutelar de menores, diciéndoles a mis padres: no hay problema, es un niño normal, con una inteligencia superior: esta aburrido, denle actividades extracurriculares.
Ángel supongo sobresalía: su color negro (su abuelo vino de cuba antes de la revolución de Fidel, a jugar pelota con el equipo de la ciudad, luego, sus éxitos le permitieron entrar al salón de la fama, en el local pegado a la cervecería).
Era él, nuestro primer ángel negro, con ojos verdes, cabello rizado y con una voz gutural desde niño, muy bueno para gritar las canciones de death metal.
Nos reencontramos en la secundaria.
Caminábamos las 8 cuadras del edificio a la casa de mis tías. Mamá nos recogía a mi hermana y a mí.
Ángel, una cuadra antes, siempre pateaba la puerta de una empresa de limpieza de oficinas, donde dos perros dobermans se desgañitaban por clavarle los colmillos a sus piernas.
Así continuó hasta un día, el elemento cero: el dueño dejó abierta la puerta, Ángel patea, salen los perros, y puestos pies en polvorosa, me quedo cual estatua viendo la corretiza. Los ladridos y la baba libre saliendo de sus hocicos.
Aun es fecha de risa.
Ángel es arquitecto, tambien se queja del gobierno, dice “no vale madres el presidente”. Tiene un buen carro. Sigue soltero, mas por gusto, consentido por su abuela, a sus noventa y tantos años, y por su tía.
Es creyente de Malverde y de la Santísima Muerte.
En el negocio de Luciano, otro amigo, le dijo: aquí necesitas ayuda. Compró las dos efigies y sus veladoras.
Les ofrendó tequila a cada hora de comida, por una semana. Pero el negocio siguió a pique, como el país.
Cuando Ángel viste de negro es elegante. Toma cerveza y es capaz de arrojarle un block de cemento a cualquiera, si lo hacen enojar.
La mayoría del tiempo ríe estruendoso.
Me pregunto si el país sigue perdido. A donde vamos, y canto como hemos cambiado, que lejos ha quedado aquella amistad, y así como el viento lo abandona todo al paso. Así con el tiempo todo es abandonado, todo aquello que se da. Así con los años unidos a la distancia, fue así como tú y yo perdimos la confianza, cada paso que se dio algo más nos alejo.
Ángel el caballero de la noche. Yo el hueco de la hora de los sueños por cumplir.

Wednesday, August 10, 2005

Ordinaria Locura


Entrega envenenada


Cierras los ojos en tu cubículo. Es la plataforma de despegue al mundo real.
La luz es blanca. No sabes si es de día o de noche. A veces, en muy contadas ocasiones, percibes el viento aullando contra las paredes de este sexto piso.
Por un momento, en la fábrica de noticias, te imaginas tumbado junto al mar. Sudando. La arena está tibia. Puedes caminar sin necesidad de sandalias. No te preocupa te vean esa uña amoratada, producto de una encontronazo en el futbol.
Escuchas el rugir de las olas. Es casi medio día. Se antoja meterse a nadar un buen rato. Las gaviotas sobrevuelan a una pareja de ancianos. Ellos entregan pan y ellas corresponden con su canto.
Traes el bronceador y hueles a coco. Lo untas por todo el cuerpo. Las instrucciones dicen: evite el contacto con los ojos.
Quitas de las manos los restos de la solución, utilizas la toalla. Todo el ambiente huele a mar. Estas frente a él. Lo desafías en secreto.
Alguna vez ella te dijo: siempre te he imaginado vestido de lino color caqui, escribiendo algún poema inolvidable para mí. Verte en la puesta del sol, decirte anda, la cena esta servida. Pero no. Ella se fué. Y te dejó una nota: contigo ha quedado maldito el amor.
Y ahora estas frente al mar. Son solo tú y él, o ella, el mar o la mar: amar, alamar, adamar, alarmar, alejar.
Todo en esto tiene sentido.
En relación a su envío amparado con el número de guía 2615510047713 le informamos que desafortunadamente sufrió un siniestro de robo la unidad que transportaba su envío, lo cual se acredita en el acta levantada ante el Ministerio Público correspondiente.
Situación por la cual le experesamos nuestras disculpas por este desafortunado incidente, lo cual mucho nos apena, ya que excepcionalmente sufrimos este tipo de hechos, mismos que la Ley considera como fortuitos, entendiendo como tales aquellos que están fuera de la voluntad de este prestador de servicios, pues no se le pueden prever o aún previéndolo no se puede evitar.
Así mismo le informamos que el Acta levantada ante el Ministerio Público se encuentra pendiente de ser liberada. Debemos mencionarle que una vez certificada dicha acta le haremos llegar una copia de la misma.
Ante esta situación nos resta reiterarle nuestra solicitud de cooperación, agradeciendo su comprensión quedamos como siempre a sus órdenes para cualquier aclaración o duda.

Enviaste un paquete y este no llegó a su destino.
No puedes cobrar ese dinero extra para comprar tu boleto de avión e irte al mar.
Te lo deben en la editorial. Es parte de tu trabajo pero el hampa citadina, de una manera diferente, te ha vuelto parte de las estadísticas, de la ciudad más peligrosa del mundo.
Abres los ojos, alguien estornuda. Otro le dice salud.
En resumidas cuentas el bochorno y la desesperación te esperan con puntualidad a la salida.

Wednesday, August 03, 2005

Impotente pero no tanto


Impotente pero no tanto

Debo admitir muchas cosas: mis miedos, mis sobresaltos, mis ansias de vivir al límite.
Por lo general, ya en materia, mis compañeras sentimentales no duran a mi lado más allá del año y medio.
Metallica da más conciertos, ganan más dinero, y por supuesto, son más famosos.
A mi no me enoja compararme con ellos.
Quizá los vea como algunos amigos desconocidos: en común tenemos borracheras imaginarias en el auto, dando vueltas por la ciudad, los pleitos de cantina, los excesos de soda.
No puedo describirme como un tipo rudo.
Me asusta el amor. Durante un año y medio, mi primera esposa y yo lo hacíamos todos los días.
Aun después de nuestra separación, nos reencontrábamos al llamado de la piel.
Ella diciendo mentiras a quienes la recibieron después de haber echado sus cosas a la calle. Para ella no había fijon. Era amor apache: del bueno.
Jamás utilizamos método anticonceptivo, llámese condones o pastillas.
Era yo muy tonto, con 27 años te quieres comer el pastel a puños. Ella estaba de acuerdo en casi todo.
Nos aventábamos el mañanero, el vespertino, y hasta el nocturno, y si por casualidad teníamos insomnio, el uno le rascaba las ganas hasta despertar a la pareja y hacer chaca chaca.
No puedo dejar de pensar en sus enormes senos, como los tomaba en el aire, como se sacudía.
Sus bodys transparentes, de esa hermosa likra y su voz pidiendo que la grabara.
Asistí con ella varias ocasiones al ginecólogo. La likra le producía cierto tipo de alergia. En cada consulta, el médico nos preguntaba si deseábamos tener hijos, de tomarnos el tiempo para pensar, de hacer cuentas para establecernos firmemente.
Sospecho del medico, algo encontraba de disfunción y nos daba la oportunidad de buscar métodos de inseminación artificial. Claro, cubriendo sus honorarios.

Después de nuestro rompimiento, me quedo la sospecha de ser estéril. Soñaba con la figura de Cesar, mi tío, excelente fotógrafo, pero para desgracia de él, estéril.
Es lindo ser niño y sentirte consentido por tus tíos, como César: tener todos los juguetes y dulces, la gente común me envidiaba.
Mi mamá siempre dijo: “se quedo así por ver siempre la televisión de cerquitas”.
Yo pensaba cuantas veces ví la televisión a menos de un metro de distancia.
La Kripotonita televisiva había dado en su blanco, en mi cuerpo. Eso era irreversible. Clavado los colmillos en la oscuridad de la conciencia.

Cuando ella emigro de la ciudad, comencé a salir con la mamá de mi hija.
Había un dicho: Otra peda de estas, y por favor me llevas a oceánica. Disfrutábamos andar de novios. Metiéndonos mano en el súper, en la esquina, en la cantina, en el burdel, en plena calle.
El domingo 21 de enero, a las seis con treinta, ambos llevados por el aburrimiento de futurama, la serie fracaso de matt groening, el uno al otro le lamió el futuro y concibió una imagen inolvidable.
Al terminar la sesión amatoria, lo primero en venir a la mente, era el número de día de su ciclo.
Lotería, buena en cuadritos. Mi supuesta infertilidad llegó a su fin el 14 de febrero.
Yo llegando con un ramo de rosas al trabajo de ella, ella emocionada y con miedo, me dice al oído: felicidades, vas a ser papá.
Por un lado, mi lado bloqueado, digo yes... Si puedes tener bebes. El otro, el más difícil: mandar una carta a mi familia para darles la buena nueva.
Luego, hablar con los papás de ella.
Una comida otro domingo. Y ella viniendo a vivir conmigo. Como siempre. Un año y medio. Ni las giras de Metallica duran tan poco.
La impotencia quedó curada. Luego invente enfermedades nuevas, más locas y mas costosas.

Monday, August 01, 2005

El choque de la semana

Ordinaria Locura


El choque de la semana

Da el sábado en el reloj y en la materia humana. Estamos dispuestos a salir de la ciudad para comenzar la aventura del futbol.
Nos vemos en la casa de Iván, en el barrio antiguo. Su número es inolvidable: 1234, salvación por todos mis amigos: la cita es a las cuatro treinta.
Somos los mismos de siempre, sensibles, ansiosos, caciques, dominadores de montañas de goles. Incansables por la pradera del lado derecho. Uniformados del equipo de preferencia.
Imparable la esperanza de salir invictos: dos goles o diez minutos, lo primero en ocurrir.
La carretera nos lleva al sur. Siempre al sur.
El sur en ciernes, depredado. Este sur viajero, detenido, de plazas con viejos conversadores, desdentados, pétreos.
Vemos la maquinaria pesada entrando en los cerros, blanqueándolos, y esos seres dolientes van poblando sus faldas. Nada esta lejos. Nadie esta cerca. El calor sopla. Derretidos nuestros rostros de cera.
A cierta altura del camino, sin excepción, en los carriles inferiores están los agentes del transito y los del percance.
Por lo general son carambolas, justo delante de un letrero de disminuya su velocidad, carretera en construcción.
Las nuevas colonias observan a los desesperados ponerse de acuerdo. Dando el parte al oficial. Esperando la llegada de las grúas.
A ellos les toca perder el fin de semana. El vehículo encerrado en el corralón. Pasamos justo frente a ellos. Demoramos cuarenta y cinco minutos un tramo de diez. Somos bastante raros en esta ciudad.
Siempre volteamos a ver al accidentado, al herido, al muerto. Santiguados vemos colocarles la sabana blanca.
Llegamos a Villa Toledo. Algunos calientan. Yo procuro estirarme lo suficiente para no lastimar ninguno de los músculos o ligamentos. Pienso en los accidentados.
El partido esta por comenzar.
El sol es enemigo natural, también los cañonazos de Hernán, la rapidez de Isidro, el dribling de Juancho, la exactitud de Romualdo.
El corazón de Rosso. Las piruetas de Vidal. Las chiripadas de Iván. Las locuras de López Moya. Lo encendido de Benji.
Pasan de las cinco con treinta.
En el reloj y en la materia el balón rueda de un lado a otro: busca el pie certero o la cabeza martillante.
Los del accidente aun están atorados en el tráfico, esperando la grúa.

Monday, July 25, 2005

Llaveros

Ordinaria Locura

Llaveros


Enamorarse muchas veces es sinónimo de inutilidad. Quien mucho ama, es detestado al pasar el tiempo, por aquella, llamémosle sencillamente: la ingrata, así obviamos corazones en conflicto.
El coqueteo comienza con misivas sugestivas: invitaciones a comer. Cartas electrónicas diciendo lo mucho, de lo indispensable por compartir con la persona, esos momentos tan fundamentales, como ir al baño, de compras por la comida del gato o de plano dedicarse al mejor vicio de todos: a dormir soñando en ese ser súper natural, capaz de hacernos, aun sea por un instante, sentir especimenes tocados por el dedo de Dios.
Cuando cuaja ya la gelatina, si eso logra suceder en el país de los mortales, nos volvemos cursis.
Comenzamos a regalar a diestra y siniestra cuanto artículo, poema, acróstico, fundas de almohadas, pantuflas con garras de oso, corbatas, camisolas originales del equipo amado; solo aquellas relaciones elevadas, se atreven a compartir detalles tan lindos como un coordinado, o simplemente una tanga, de esas de efecto inmediato, dando como consecuencia una excelente erección.
Si nuestro amor sale de viaje, es por demás común, por el bajo presupuesto, y para acallar su conciencia, nos traen por decir un llavero. Ese pequeño detalle del trayecto, incluyéndonos en cada aparador, de donde tomaron la más perfecta decisión.
Nos han regalado llaveros de corazón, de guitarras eléctricas, del símbolo de la ciudad, de vampiros, de un par de dados de las vegas, de acrílico, transparentes, de metal, de piel, con el nombre grabado. En estuches de colores, sin estuches. Llaveros al fin. El detalle es el importante.
Con el paso del uso, y con el desgaste de la relación, me he dado cuenta, como algunos de esos llaveros se han ido cayendo de su abrazadera.
Es un indicativo o termómetro fundamental para saberse pronto desplazado.
En plena embriaguez, a una ex novia, le quite de su bolso ese murciélago afelpado. Al final de cuentas, y en recuerdo de nuestro mar, me dijo: Esta bien, te lo doy. Nada mas procura no lo vea Abner.
De acuerdo los dos. Nos besamos por el mar, el murciélago y por Abner.
Hace unas semanas se desprendió el murciélago y quedo encerrado en la bolsa de un pantalón de mezclilla. Lo remojaron, lavaron, colgaron, y después, mi madre me lo entregó en la mano.
Ahora pienso en los llaveros caídos en el cumplimiento de su deber. Pero también no dejo de pensar en mi Madre, su silencio, en Abner, en el murciélago, en el mar, y en ella, aun sea amor de medio tiempo.

Thursday, July 21, 2005

B.Y.O.B.

Ordinaria Locura


B.Y.O.B.

En el carro existe un top five de éxitos para escuchar todos los días. Ya han cambiado de sitio algunos.
Equivalente es a irse a la cajuela, a compartir lugar con las cajas vacías, al sin memoria fonográfico.
Algunos nuevos discos se incorporaron a la magia del mp3.

En muchas ocasiones he sido victima del atraco, del robo hormiga de algún amigo, o de los profesionales del hampa.
La última: fue la peor
Incluyó una buena cantidad de ce des, sus carpetas, los cuales, poco a poco, gracias a la generosidad de los amigos, los mismos del robo hormiga, he podido recuperar parte de ese acervo discográfico.
Si el rock es cultura: soy una persona en vías del primer mundo.

En este top five, entró de maroma y golpe el disco Mezmerise de System of a Down.
Lo conseguí primero en los piratas.
Las tiendas establecidas aun no habían recibido un solo ejemplar del dichoso material. Bendito el sistema alternativo de Lime Wire para bajar de la red, una por una las canciones.

Ahora Mezmerise comparte sitio con Who Cares a Lot de Faith No More, Chronicles de Eric Clapton, Clásicos de la Provincia de Carlos Vives y La Argentinidad al palo de Bersuit Vergarabat.

Todos viajan en un mismo ce de.
Puede llover y es buen momento para escuchar al maestro Clapton.
Si en la ciudad el sol resplandece: Vives es un excelente prospecto para salir y bailar.
Los fines de semana, mientras vamos a jugar fútbol, Besuit inyecta la adrenalina suficiente para hacer un fabuloso papel en la cancha, aun perdamos por goliza.
A Faith No More lo puedo escuchar siempre...
Hacer el amor a todo volumen con Mezmerise es una experiencia única, y si te vas de cabeza en pleno acto sexual, puede dejarte consecuencias permanentes.
Un hijo, una descalabrada, una mentada de madres, todo puede suceder cuando escucho a System.
Bendita la hora en que hice un respaldo en mp3 del disco en la máquina de mi trabajo.
Ella me lo pidió prestado con ganas de no regresarlo.
No puedo negar, ya da igual verlo perderse con sus alitas en el horizonte.
Total, ella siempre virgen, invita los tragos.

Friday, July 15, 2005

La triste historia de fifi

Ordinaria Locura.

La triste historia de fifí

No creo en Reed Richards, ni en sus poderes para ser elástico, dijo Carlos. Ando en busca de fifí. Supuse de Arnulfo, mi amigo y fundador de una revista para encontrar esa pepita de oro blanco.
Ambos necesitamos estar un poco más relajados. Es el encuentro de escritores jóvenes, como tales tenemos el derecho a todos los excesos. El alcohol vendrá mas tarde.
Llegamos a la oficina de Arnulfo, como siempre en su carrera continua, le presentamos la interrogante malvada.
Déjenme ver. Busca en su agenda negra el teléfono del otro Carlos, alguien con sobrenombre: el estorbo.
Carlos es un tipo de esos temerarios. Con un bigote siempre bien a la raya. Es el mejor proveedor de libros, revistas y demás estupefacientes, para el alma y para el cuerpo.
Tardara una media hora en llegar notifica Arnulfo. Mientras tanto, Carlos primero coquetea con Emma, la capturista becaria.
Me pongo a navegar en internet y respondo algunos mails pendientes de contestar. Dos días dura el encuentro: prometí dedicarle todo el tiempo posible para escuchar a mis colegas, descubrir esas mismas voces y hacer el mayor número de contactos posibles.
Carlos se comienza a inquietar. Emma le ha despertado sus hormonas laguneras. Arnulfo nos ofrece expléndidos vasos reciclados de anteriores comidas hechas con mole.
Hace calor y nos daría vergüenza despreciarlo. A veces la generosidad de Arnulfo va mas allá de las formas.
Ya viste en el periódico: me muestra la sección de cultura de ese día. Los mayores expositores de la literatura gay son: Margarito Botello, Roberto Jaime, y yo.
Apechugo. Jajajajajaja, se ríe Carlos Primero junto con Emma, quien ya comenzó a fijarse en el visitante.
No queda más. El reloj sigue su marcha y Carlos Segundo, mejor conocido como el estorbo, no llega.
Los vasos de cerveza continuan. Ya comienzo a flotar en el mundo de los escritores, los que están sesionando en el Museo Metropolitano. Ni hablar. Ya llegaremos a las mesas de la tarde, las mas prometedoras.
Justo cuando salíamos por otras caguamas, el momento de devolver la sana cortesía, llega El Estorbo.
Nos dirigimos a mi auto.
Hablar de él es mención aparte: le suena el mofle y como buen ciudadano, en vez de arreglarlo, le puse un par mas de bocinas, para evitar en el interior el engorroso sonido del traca taca tac.
Además carece de personalidad. Por lo general en las noches, cuando ando de paseo como gato en azotea, me confunden con taxista.
Presento a Carlos Primero con Carlos Segundo. Bueno, el rollo esta así, nos dice El Estorbo, vamos con un camarada.
Ya en camino, en una de las calles del centro, nos estacionamos. Carlos Segundo le dice a Carlos Primero: ¿Cuanto quieres?
Ochocientos. Sobrex. Baja del auto y se pierden los dos por minutos semejantes a horas. Pasa una patrulla por el lugar. Yo me espulgo la cara sacándome barritos y una espinilla amoratada.
Listo, regresan los dos. Vamos al hotel, al cuarto de Julián propone Carlos Primero. Entramos y en el estacionamiento me entregan una boleta. Buscamos el piso ocho, la habitación 804.
Entramos los tres y aunque habíamos prometido volver con Arnulfo, a nosotros se nos hace agua la nariz.
Julián trabaja en su ponencia de mañana. Arma Carlos Primero seis líneas de una sola grapa.
Listo. Dobla un billete de veinte pesos. Aspiramos. Aspiramos. Aspiramos. Aspiramos. Aspiramos. Aspiramos.
Fifi ya esta en nuestra sangre. Fifi nos hace más amigos. Fifi es la mejor literatura. Dejamos a los muertos en su encuentro de jóvenes escritores. Fifi cubre la cuota de ochocientos blancos pesos.

Wednesday, July 13, 2005

El Desfile de los errores

Ordinaria Locura
El desfile de los errores


Primero lo sospechas. Te dan ganas de desafanarte. Sobas tu cabeza y solo se cae el gel seco que te pusiste en la mañana antes de venir a trabajar.
No quieres saber nada más de ese momento. Todas las tardes, a partir de ese día, te emborrachas.
Bailas en todas las cantinas de la ciudad. Sin importar el estilo de música, tú deseas olvidar.
Siempre has estado en contra del aborto. Te parece algo demasiado sucio. Solo para personas descuidadas, de países bananeros y de pendejos.
Recuerdas como a tu ex esposa le gritaste: eres una puta, y además asesina.
Te dolió saberte ya no amado. Quizá ese sentimiento jamás existió, solo fue un espejismo del alcohol.
De la buena onda, del rollo apantallador, de ser mas grande de edad, un dizque escritor maldito.
Le gritaste puta, porque el hijo que ella esperaba y se saco de sus interiores era de uno de tus mejores amigos.
Tanto tiempo y el silencio los acompañaba.
Hasta fumaban mota en el patio de tu casa. Y se preguntaban si en algún momento te alertarías, pero nada.
Solo una noche de enojo, entre lágrimas de novela te lo grito: estuve embarazada de él.
Perdiste el timón, tu mar revuelto, tus nervios crispados, hasta en el patio un pájaro negro golpeando el tronco del árbol.
Arruinado, desgraciado, durmiendo tanto tiempo con ella. En los momentos previos al divorcio, antes que te dejara, le dijiste puta, puta, puta, puta, puta.
Estallaban las venas de tu cara. De las tinieblas salieron todos tus infiernos.

Ahora eras el que se mojaba en la lluvia de las emociones. Te lo dijo sentada en el restaurante. Recordaste el día de San Patricio, cuando se emborracharon e hicieron el amor en un garaje.
Ella virgen, tu con toda la historia recorrida.
Tú el irreverente, pero conservador. Ella la conservadora y recatada. Una sola noche fué necesario. La noche que no podrás olvidar.
Le dices que te encantaría tenerlo: aunque sabes el odio de su madre a tu persona. No importa, crees ser mas fuerte, encontrar el perdón y comenzar por tercera vez una familia. Ahora si en serio.
El calor afuera es demoledor. En la zona donde charlan en un momento de lucidez le dices sabes, creo que debemos no tenerlo.
Y ella llora, porque no puede defenderlo. Te ama, pero esas escenas de su madre desconsolada, prefiere omitir. Tú le dices: decídelo.
Ella te pasa un papelito: te amo, y me duele no estar en posibilidades.
Quizá el próximo año podamos encontrar la tierra correcta para poder verlo florecer.
Te pones de meta un año.
Van con el doctor en el extranjero.
Hablas con tus amigos, ellos te animan a no perderlo. Y con odio blasfemas, que te espera la miseria, no necesito eso. Sino escapar.
Ella llena el formulario. Entra con el doctor, piensas que será como quitar un barro de la cara.
Ella sale pálida, más blanca de lo acostumbrado. Le ves rara.
Y bien, se van a comer, ella te lo dice a salto de mata: son triates.
No sabes que hacer, te da mas miedo.
Ya había tomado pastillas para abortarlo, pero no funcionaron.
Pareciera que los embriones se aferraban a la vida. A esperar su tiempo en el cuerpo de su madre.
Vuelva la semana siguiente, le sugirió el doctor.
Recorren en tu carro los 210 kilómetros de diferencia. Puedes con el silencio guardar demasiadas emociones.
Regresan la semana siguiente ya decididos. Ella sigue pasando por mareos, vómitos y ascos. No los puede ocultar. Hasta el simple hecho de abrir el refrigerador y percibir los aromas de la comida en su interior.
Vuelve ella a llenar el papeleo. Costara 420 dólares. Tu te haces el distraído y ella paga la cantidad convenida.
Una hora y media mas tarde te la regresan. Esta sedada. Como puedes la llevas al auto y buscan algo para comer y un hotel donde dormir.

Anoche mientras veías “Plaza de Almas” aun presente el poema de Gelman, no soportaste más. Dos pastillas azules y una blanca. Pero antes lloraste, en esos 15 minutos que tarda el hígado en procesar las substancias.

Tuesday, July 12, 2005

Dancing in the streets (version light con David Bowie y Mick Jagger).

Ordinaria Locura

Dancing in the streets (version light con David Bowie y Mick Jagger).

Para los 4 Fantásticos

Una botella de agua tirada, llena de hojas secas. Al paso. Translucida. La veo y me dan ganas de guardarla. Como lo hago con la arena cuando voy al mar. Tomo cerveza y en algún vaso desechable levanto esos granos revueltos de tanta historia. Le pongo una liga y va de vuelta, los 500 kilómetros que me separan del sonido de las olas.
Es la cabala. Si has de volver a un sitio, recoge un pedazo de esa tierra, ponla en un recipiente y espera el paso de los años. Algún momento, esa promesa tendrá que cumplirse.
Mi ciudad es como esa botella de agua. Podemos ser translucidos, corriendo detrás de la puerta, para encontrar una salida.
Anoche mientras esperaba conciliar el sueño, recordaba como el viernes nos pusimos de acuerdo Iván y yo, para asistir a la presentación de un libro de poemas de una autora porteña.
Llegamos a la galería y estaba cerrada.
Ahí encontramos a Lourdes que nos dijo, no es aquí, es en la Casa Guimlabda.
Retomamos la marcha y llegamos al sitio para encontrarnos que tampoco, sino la presentación de otro libro, algo así como “Mamá soy gay y no me digas nada”.
En la esquina, en posición de estatua, mirando al horizonte cual marino que descubre tierra a la vista, Arcadio, nuestro poeta que deja a sus trabajos elegir a sus lectores, esta buscando también que hacer.
Le invitamos y ya somos para los policías una pandilla: Iván, Lourdes, Arcadio y yo.
Descidimos investigar en la Casa del Campesino a ver si encontrábamos una guía cultural.
Sorpresa. Fascinación. La presentación es hasta dentro de una semana.
El ya vez no se puede confiar. A ver de quien fue la idea de asistir. Todos volteamos a vernos a todos.
Este circo de cuatro esquinas. Vamos pues al Reforma a tomar unas cervezas. Propongo.
Como judíos errantes salimos de la Casa del Campesino. Antes de llegar a la avenida encontramos a Luis con su novia Thelma.
A donde van todos juntos. Alguien avezado le dice que nos hemos ido sumando en el camino. Que íbamos a una presentación que será la semana siguiente.
Vamos al Reforma. Al rato les caigo promete. Más bien, se escabulle para estar un rato con su novia.
Llegamos al Reforma. Pedimos un domino para hacer la noche mas placentera.
Lourdes le permite ganar de calle a Iván todas las partidas de domino.
También deja Lourdes que los tarros se llenen de espuma, cuando los vacía de la jarra.
Arcadio sigue en el avión. Pensando en algo que estará por pasar, pero que nadie lo sabe. Solo Iván y yo nos enfrascamos en un duelo de domino.
Mientras Arcadio recuerda el más reciente reto con Iván, cuando en una cervecería se batieron a versos por una chica. Donde el ganador improvisado, Arcadio, solo pudo obtener en la refriega, el teléfono de la güera tan platicada ya. Cuando la acción se presentaba de lujo para algo más.
Bebemos dos jarras y muchos tarros.
La ciudad es esta botella sin tapón. Somos sus hojas secas esperando a que alguien pase por nosotros.

Monday, July 11, 2005

ESTAMOS BIEN PERO QUE LE VAMOS A HACER

ORDINARIA LOCURA

ESTAMOS BIEN PERO QUE LE VAMOS A HACER


Despiertas y lo primero que sientes es ganas de ir al baño. Te desperezas y corres hasta alcanzar la meta.
Como siempre lo haz hecho, buscas una buena lectura para acompañar este trance. No esta de más cultivar un poco el alma.
Se da la casualidad: hoy no pasaste la noche en casa, ni el water es el que acostumbras para liberar tus penas.
Te levantaste con la urgencia y tomaste una revista, de esas que los españoles acostumbran a llamar rosas, o del corazón.
De puro chismorreo. Los actos más fatuos de quienes se hacen llaman estrellas del firmamento artístico.
Descubres que la revista tiene un pequeño artículo basado en las niñas que comienzan a ser mujeres: que habla desde el primer beso, llegando a la primera relación sexual.
Parece que no pasaras un rato aburrido leyendo semejantes bestialidades.
Abres con paso de tigre las páginas, solo que encuentras en el momento de llegar al artículo de tu curiosidad: la página anterior engrapada: así como un buen bonche de hojas.
Haces memoria de la extraordinaria curiosidad de cuando veías las primeras películas porno en la video de casa, en ausencia de tus padres y hermana, en franca libertad de explorar tu sexualidad.
Estas en casa de tu sacrosanta novia, sus padres en viaje rumbo al mar, y tu anoche amaste a su hija en esa casa, donde pegaron las almohadas a la pared para no hacer ruido mientras el hermano de tu chica seguía en el patio rapeando con sus amigos: la vida es una mordida, aun te lleve la jodida, yo seguiré con alegría, ah ah, y en esta calle yo llevo el peso de la rima.
Tú escuchas ahogando la risa y los gemidos de los dos.
En la mañana que te das cuenta de la censura, de las cadenas en esas páginas, comienzas a sospechar que te encuentras con una familia de modales conservadores.
Chalé dices.
¡Oh tragedia!. Te animas a hacer un pequeño dobladillo, pero están reforzadas las páginas.
Te das un buen regaderazo para comenzar el día: regresas a la cama fresco. Ella aun esta adormilada. Le das un beso y los buenos días.
Le cuentas tu sorpresa con la revista, ella te dice: perdón amor, pero ya te diste cuenta. Y corre al librero y te muestra algunos tomos de la enciclopedia, que están censurados.
Vaya, suspiras con enojo, y se te antoja salir a fumar más que volver a tener sexo, porque su hermano duerme aun borracho, en el cuarto de al lado.
Tú eres el novio, que viene de visita hasta esas tierras ahora tuyas, que se parecen tanto a donde naciste: te sientes en paz.
Pero no toleras su intolerancia. De plano. Estas bien amado, pero que le vas a hacer. Huele su cuerpo a tu madrugada. Meses después.
Cuando ella te dijo que había esas noticias no buenas. Lo primero que pensaste es ya valió. La embarace. Pero haces cuentas y te das cuenta que ya no te calienta el sol. Con ella alguien más se enredo.
No lo esperabas. Ni hablar.
A seguir pedaleando con la mirada perdida.
Le vas a tu equipo, aunque gane.

Friday, July 08, 2005

Margaritas mix up

ORDINARIA LOCURA.

MARGARITA MIX UP

Lo había prometido desde meses atrás. Jurado y perjurado: en la comarca nadie tiene el toque de ella para hacer las mejores margaritas.
Siempre he sido un tanto desconfiado, por no decir incrédulo y malhumorado. En ocasiones pueden darse cuenta por el color de mi cara.
Hay días que soy enteramente blanco: en esos momentos nada pasa por mi mente. Si me encuentran de color rojizo es consecuencia de algún esfuerzo o por simple quemadura del sol.
Pero también estoy en presentación azul: es los días menos soleados, cuando la melancolía ha tomado por asalto mi cuerpo.
Los días grises y negros son sino recibo mi sueldo a tiempo y no tengo efectivo para salir a beberme algunas cervezas o tom collins con mis compas.
El día menos frecuente es el de color amarillo: me siento feliz y no hay nada en el mundo capaz de arrancarme ese sentimiento.
Ese domingo por la tarde, después de dejar a zoe con sus abuelos, todo en mi era amarillo. Tan intenso cual el sol en este caluroso verano.
Cuando llegamos a su departamento ya tenia sed, una necesidad de beber de 89 kilómetros por litro.
Como buen invitado me gusta esperar en la sala. Ella en la cocina. Nuestra platica tras los muros de concreto.
Nos hemos dado cuenta de cómo va creciendo la pequeña. Yo soy un orgulloso gruñon que bebe de cada sonrisa. Salvo cuando me da migraña y decido por voluntad propia, alejarme del mundo, cortar la cabeza de tajo y dormir en el suelo de los necesitados. A sobre saltos y cantando como una iguana pegada a la almohada.
Ella sale con dos vasos escarchados con sal.
Salud, decimos al unísono. Me siento como candidato ganador. El licor acaricia mi garganta. Soy parte principal de esta sociedad. No enseño el cobre aun. Quiero más de esta situación.
Ella corre a la cocina y prepara no uno, sino dos tres o cuatro litros.
Hablamos y seguimos hablando.
No se como llegue a casa. Ni lo que pasó después. No tengo miedo. Esquive los retenes, las calles desiertas: la madrugada.
Ya amaneció. Tiene razón: sus margaritas mix, son como un buen concierto de rock. El deseo lo dejamos para más tarde.
Como todo buen fresa para mi es el alcohol. Ella es una chica que cumple todas sus promesas. Me agrada. Hoy el día es amarillo aunque huela a quemado.

Thursday, July 07, 2005

Pastillas acaloradas

Ordinaria Locura.

Pastillas acaloradas

Tienes razón: ya nada mas tenemos por decir. Cada uno debe de caminar, como si fuera un mal beso: el último recuerdo.
Tanto te quise y el destino se ensañó conmigo: tus roces, tu fama de bonita: ese velo enredado mostrando tus chamorros.
Esa sonrisa lamento no verla más.
Sacudo los rincones del corazón.
Te soy infiel. Lo reconozco. Tengo tanta nostalgia que deseo volver a ti. Abrir la puerta de mi casa, verte llegar con el sol.
Me pone triste cuando me preguntan por tanto odio.
Pero lloro si tu cabello cambia de estación.
Se tu ingratitud, tu desenfado, tus ganas de aplastarme.
Igual lo has hecho ya con tantos, y ahí siguen, siendo tus perros falderos.
Moviendo la cola al menor capricho. Pobre de ellos, ya han perdido la memoria.
Quise invitarte a estar en mi mente, a no dejarte nunca, ni en el momento mortal.
Anhele un abrazo tuyo, y me diste una hija para atarme más.
Me envenenaste con el puñal de tus madrugadas.
Te busque en la piel y solo había un cuerpo invisible. No somos nada hoy: solo dos extranjeros que se hincan en el mismo altar
Tu revolución es mi pan. Mi costumbre es abulia para quien me observa desde el otro lado de la acera.
Siento celos si te nombran. Te hago la guerra, el amor, el feo.
Me tomo unas pastillas que dicen sirven para la memoria.
El mar esta demasiado lejos, aun nos bañemos dos veces al día. La arena de tu río, la piedra bola. Solo sirve para descalabrar gente. Me sigues golpeando.
El poeta no debe de amar su ciudad. Por eso me siento maldito, aun no vista de luto. Te amo hasta mi locura.
Ahora se que me has expulsado. Te has encaprichado, como lo hiciste con tantos, nombres no me faltan.
Me dueles en cada uno de los retratos que veo en venta. Como esposa infiel y corrupta, mentirosa.
Eres eso, una ciudad impostora: sodomita y persignada. Mal bicho. Misterio y tromba.
Por eso he prometido, en esta hora de silencio, ya no hablar más de ti.
Carguen con tu féretro otros incautos. Yo ya no se quien fui.
Si nos volvemos a encontrar, hagamos como si nada hubiera pasado.
El valle se cierre en esta hoja.

Tuesday, July 05, 2005

Dedución

Si Dios es amor
Y Rigo es amor
Dios murio primero
Y después rigo
¿Que paso con el amor?

Live to tell

Ordinaria Locura
Vivir para contarla
Para Orfa Alarcón

Miedo es lo sentido, lo imparable. Miedo es angustia y desnudez.
Anhelamos ver siempre el amanecer. Escuchar el abrir y cerrar de puertas. Dejar correr el agua de la regadera; nos acompaña el rugido del reloj, el sol colado entre las persianas.

El más profundo miedo es la respiración de la mujer parturienta. En un segundo se escapa la vida. En otro nace la hoguera de la felicidad.

La diferencia entre la existir y desaparecer es tan solo un respiro: una nota en la sinfonía del electrocardiograma.

Atrapado debajo del mar, apenas pude salir a tomar aire. Era Cancún: hermosa playa, donde todo el cielo azul se vuelve verdad.

El mar jalando hacia dentro. El agua corre y en los ojos quema la sal. A lo lejos la soga salvavidas.
Lo intento una, dos, tres mil veces. Busco la orilla, la arena por lo menos.
El mar como serpiente, envolviendo hasta asfixiar. Yo saco la bandera blanca y me rindo: ahora si: puedes llevarme mas adentro.


Es estúpido viajar tantos kilómetros para morir el primer día de vacaciones.
Los amigos a lo lejos se broncean. A su lado esta mi Cohiba apagado, el libro de Madame Bovary y el termo lleno con ron.
Por instantes quiero volver a casa. Me esta llevando ésta espiral y el tiempo corre tan rápido que nada sigue igual.
Las olas pasan, menos mi respirar. Me suelto, lo mejor y lo peor de la vida pasan en cuadros de microsegundos.
Una ola enorme me saca a flote donde ya puedo tocar arena. Se sueltan de los grilletes mis manos, los pies, las piernas, los dedos: todo el cuerpo.
Salgo de esta cárcel llamada mar, fui encontrado inocente.
La orilla es la salvación, mi gloria. Donde me espera un lugar cualquiera para ponerme a broncear.

El carbón ya esta encendido. En el patio celebramos el cumpleaños de Mayela. No corre nada de viento.
Las cucarachas vuelan como queriendo huir de este mar de calor. La hoguera, la ciudad.
Una, dos, cinco, cucarachas enormes, cafés, supongo que son fuertes, porque así truenan cuando las aplasto.
La carne asada tardará más tiempo en salir.
Soy el ayudante de Pablo primero.
Le digo, jefe ya casi esta listo.
He creado un mecanismo de defensa para no enfrentarme con nadie. Sino ser ese segundo de paz.
Una pequeña cucaracha en el piso se acerca a mis pies. No me muevo ni un centímetro. Conozco su veredicto y se el momento de su ejecución. Las cucarachas mas grandes todas han muerto bajo la suela de mi zapato.
Pero esta cucaracha se acerca, me asecha, y como si entendiera, que el mal esta en la frontera de mi zapato, regresa por donde vino y se pierde en el césped.
Ni hablar. Ella, como yo, si alcanzó a vivir para contarla.

La dama y el vagabundo (versión extended)

La dama y el vagabundo (versión extended)



la noche blanca
sobre mi cama

envuelta
de sombras
y de papel periódico

yo alcohol
con miche mix
marlboro blanco
un par de velas
e incienso

mi boca de humo
recitando poemas
de arnulfo vigil
y de jose emilio pacheco.

detrás de nuestra barda
el vecino
ilumina la noche
con su acordeón

nota tras nota
comienzo a tararear
mi tesoro
de los relámpagos del norte


solo nos faltó
el plato de espagueti con albóndigas

American Standard

American Standard.


supongo
que un día Díos
decide ponerme hacer algo
aunque yo no lo sepa
porque así es su voluntad.

salgo de casa
manejo escuchando
a guns o aerosmith

da lo mismo
cuando estas de color azul

voy y me estaciono
donde nunca lo he hecho

tomo mis audífonos
de la parte trasera
del carro

me abrocho
el último botón
de la camisa

la corbata no corre su nudo

ya parezco
manager de un autozone
aunque soy periodista


pongo el bastón
el freno de mano
el protector de sol
con la figura de conejitos
para que no se caliente
el interior

los condones
que duermen en
la guantera

saludo a las vecinas
de la calle espinosa
y ellas me ven con mala cara


quisieran salir con sus escobas
y sus cubetas con aromatizante
barrerme de sus banquetas

pero no pueden
porque Dios ha decidido
ponerme a hacer algo.


llego a mi trabajo
el mismo
de hace dos años
que me ayuda a pagarle
a la neurótica
me rasco los ojos
y paso la tarjeta
por el lector electrónico


llego al sexto piso
y camino un cuadrado
voy con mi bote de agua
y lo coloco
debajo del despachador


tengo el mismo tiempo
mientras se llena
para orinar

Alicia en el pais de las marranillas

Alicia en el país de las marranillas


murió alicia
y con ella
murieron dos cientas
quince mil bacterias
que no tenían solución
salvo alimentarse
de su pachorra.



murió alicía en tres cuartas
partes de humanidad

fue antes
según el tiempo de américa del norte

en europa no pudieron
confirmalo

y en australia
dijeron que era solo un rumor
la desaparción de alicia.


murió entre las piernas y en los pies
luego trato de morirse
de la cintura para abajo
pero la había extraviado.
como aguja en saco de harina.

por ultimo se murió
con un suspiro
libertador de las doscientas
quince mil bacterias
y bichitos malos.



murió intoxicada
de los vapores
de los textos confabulados
de los periodistas
mediocres
de los pepenadores
con corbata
de las servilletas
mal acomodadas

de los suicidas moneros
de los viernes
de domino



murió porque se hincho
de tanta basura

de un reloj plateado
que no da la hora exacta
sino cuentas por cobrar.

Ordinaria Locura

ORDINARIA LOCURA.


Papa decidió que ya era suficiente.
Así que fue hasta mi cuarto a pedirme de la manera más atenta, osea a fuerza, que saliera al patio y en las tres cajas plásticas compradas en Bodegas California, selecionara lo que servia y lo demás lo desechara.
Reconozco que el Resident Evil “Survivor” de Play Station es adictivo, lo que me inmovilizo la mayoría del invierno.
Dicho juego puede causar efectos varios, como por ejemplo: dormir y entre sueños terminar cualquier stage en el menor tiempo; además de las ampollas y ansiedad que genera no tener el control en mano.
He pasado por 2 divorcios y una relación deprimida, así que tengo derecho a no moverme hasta que mis delicados pies decidan ponerse de acuerdo y den el primer paso.
Las tres cajas tuvieron que ser cubiertas con una lona azul. Cayó una helada el 24 de Diciembre. Llovió enero, febrero sigue siendo un mes para olvidar, y en este marzo que el sol calienta mas, mi hija me dijo: papi que hay ahí.
Entonces entre los dos comenzamos a hacer una labor de antropología existencial. Zoe es mi hija, tiene 3 años y es muy observadora y meticulosa.
Desprendimos la lona y en mi primer caja encontramos mi album con barajitas de los Tigres Campeones. Es divertido ver en shorts a Leo Alvarez con ese antiguo corte de cabello. O a Pilar Reyes, Boy o Orduña. El gran evento fue reencontrar un autógrafo valiosísimo con letra manuscrita: Para mi amiguito Gerson de su amigo Barbadillo.
Claro, el autografo estaba pegado al lado de una fotografía de maradona de los setentas: aquel muchacho espijado, de barriada, corajudo y de cabello crespo, que volaba en el aire al celebrar sus goles.
Cerramos la primera caja.
Zoe me pidió que mejor fueramos al parque a jugar a los columpitos.
Ni hablar. Papá tendrá que esperar a que descubra que hay en las otras dos cajas, que volvimos a colocar con la lona azul.

P.D. La solución para terminar el Resident Evil “Survivor” es utilizar con el último mutante el revolver y no las armas más letales. A veces lo sencillo es la solución.

Campanita

ORDINARIA LOCURA.
CAMPANITA


Para El Trejo y Marcelo
La ví a un lado de la barra. La luz menos que a medias. La vi sentada. La volví a ver en cuclillas. A veces completamente doblada.
La ví fumar un cigarro interminable. La vi cantando esas canciones gastadas.
La vi con los pantalones de pana arremangados. Sus tenis de boxeador, altos y delgados. Todos nos dimos cuenta su estar a la moda.
El cabello rojo, trasquilado, con dos ligas como las que usa mi hija para traer parado su cabello.
Iván le preguntó su nombre, rompiendo las ansias y el silencio.
Ella le dijo: Ana.
Pensé en Ana de los mil días. En la enferma Ana que se consolaba abrazada de las ilusiones por la televisión.
En Ana, mi eterna novia, la que jamás dejo de ser parte de mi vida.
Ana la que ahora vive en otra ciudad, casada con otro hombre, y la que es por muchas ocasiones un silencio ancestral.
Ana la que una vez reencontré de visita comiendo en Valle Oriente.
Ana su hijo en brazos. Ana saludándome. Ana y sus padres.
Ana y el mundo girando en derredor de nosotros.
Yo perdiendo el miedo a vernos después de tanto tiempo.
Zoe saludando al hijo de Ana. Zoe besando al niño en su frente y diciéndome: mira papá el bebé que lindo esta, cuando trataba de llevarlo en brazos. Aunque fuera un solo instante. Zoe siendo la madre del hijo de Ana.
Ana la sonriente Ana. Ana la eterna Ana. La extranjera ya.
Ana, la de los cabellos rojos, después de que ella le contesto a Iván su nombre él le dijo: no, tú no eres Ana, tú te llamas Campanita.
Esa noche Campanita fumó, camino kilómetros por entre las mesas llevando las bebidas, se doblo en pedazos, y yo la observaba hasta que me atreví a decirle: tú no eres de aquí, de este mundo.
Sonrió y sus ojos me dejaron descubrirla. Tenía una varita mágica.
Un par de antenas en forma de ligas. Volví al país de los niños perdidos.
Ana se escondió detrás del polvo que las hadas usan para hacerte volar.
La ví regresar en el tiempo.
Seguía siendo la misma canción, vez tras vez.
Ana con los pantalones menos arremangados como al principio. Ana apagando su dolor. Ana vuelta ceniza.
Yo saliendo de su ciudad, llegando al parque, antes que la mañana despertara.

Baila con nelly

Comunnicate a mi celú


Para Vero lazos, Gabo Montemayor y para Kena.


uno se casa
para tener una casa
un perro
un gato
algunos hijos
una hipoteca
un patio
donde poner a secar la ropa

los sabados
en la tarde
va al super
a comprar
pinzas de colores
oh que gran descubrimiento



uno se casa
porque se aburre
de estar solo
con el control
de la te ve
De seis cientos sesenta y seis
canales de video
Y otros tantos de audio.


uno se casa
para no bailar
solo cuando
esta ebrio
en la cantina de siempre
celebrando su cubata.

uno se casa
porque el sexo
no es legal
sino has firmado
ante toda la familia

y la abuela llora
el tio cornudo
la tia solterona
hasta las primas que cogen con sus novios
Los fines de semana

Todos sonrien en la foto
Hasta tú

El arroz que cae
De las bolsitas
Lo pisas
como lo hara la vida contigo


llora mamá
papá te da un abrazo
ya eres todo un hombre
asi dice el acta
Y don benito juarez
Guillermo prieto
y todos los heroes de la reforma.


uno se casa
para saber que
puedes ponerte
un punto mas
al punto que ya llevas tatuado
en el brazo
de tu alma gemela


uno se casa
porque no queda
mas que hacer


por eso
no es bueno
confundir
una buena cogida
los mil gemidos y hasta las
ganas de quedarse el día
que sigue.

hay que lavar
las sabanas
y ver si aun
escurren las caricias.














Historia de amor suicida.

Para sonia

si
tú dices
charco
yo brinco






































I want a love u (versión Bob Marley).


puedes empelotarte
venir arrastrando la cobija
caminar por la calle de la amargura.
a los quince a los veinte
a cualquier edad



el amor
no tiene la culpa
de tantos verbos

aunque el verbo
maté al carita