Monday, July 11, 2005

ESTAMOS BIEN PERO QUE LE VAMOS A HACER

ORDINARIA LOCURA

ESTAMOS BIEN PERO QUE LE VAMOS A HACER


Despiertas y lo primero que sientes es ganas de ir al baño. Te desperezas y corres hasta alcanzar la meta.
Como siempre lo haz hecho, buscas una buena lectura para acompañar este trance. No esta de más cultivar un poco el alma.
Se da la casualidad: hoy no pasaste la noche en casa, ni el water es el que acostumbras para liberar tus penas.
Te levantaste con la urgencia y tomaste una revista, de esas que los españoles acostumbran a llamar rosas, o del corazón.
De puro chismorreo. Los actos más fatuos de quienes se hacen llaman estrellas del firmamento artístico.
Descubres que la revista tiene un pequeño artículo basado en las niñas que comienzan a ser mujeres: que habla desde el primer beso, llegando a la primera relación sexual.
Parece que no pasaras un rato aburrido leyendo semejantes bestialidades.
Abres con paso de tigre las páginas, solo que encuentras en el momento de llegar al artículo de tu curiosidad: la página anterior engrapada: así como un buen bonche de hojas.
Haces memoria de la extraordinaria curiosidad de cuando veías las primeras películas porno en la video de casa, en ausencia de tus padres y hermana, en franca libertad de explorar tu sexualidad.
Estas en casa de tu sacrosanta novia, sus padres en viaje rumbo al mar, y tu anoche amaste a su hija en esa casa, donde pegaron las almohadas a la pared para no hacer ruido mientras el hermano de tu chica seguía en el patio rapeando con sus amigos: la vida es una mordida, aun te lleve la jodida, yo seguiré con alegría, ah ah, y en esta calle yo llevo el peso de la rima.
Tú escuchas ahogando la risa y los gemidos de los dos.
En la mañana que te das cuenta de la censura, de las cadenas en esas páginas, comienzas a sospechar que te encuentras con una familia de modales conservadores.
Chalé dices.
¡Oh tragedia!. Te animas a hacer un pequeño dobladillo, pero están reforzadas las páginas.
Te das un buen regaderazo para comenzar el día: regresas a la cama fresco. Ella aun esta adormilada. Le das un beso y los buenos días.
Le cuentas tu sorpresa con la revista, ella te dice: perdón amor, pero ya te diste cuenta. Y corre al librero y te muestra algunos tomos de la enciclopedia, que están censurados.
Vaya, suspiras con enojo, y se te antoja salir a fumar más que volver a tener sexo, porque su hermano duerme aun borracho, en el cuarto de al lado.
Tú eres el novio, que viene de visita hasta esas tierras ahora tuyas, que se parecen tanto a donde naciste: te sientes en paz.
Pero no toleras su intolerancia. De plano. Estas bien amado, pero que le vas a hacer. Huele su cuerpo a tu madrugada. Meses después.
Cuando ella te dijo que había esas noticias no buenas. Lo primero que pensaste es ya valió. La embarace. Pero haces cuentas y te das cuenta que ya no te calienta el sol. Con ella alguien más se enredo.
No lo esperabas. Ni hablar.
A seguir pedaleando con la mirada perdida.
Le vas a tu equipo, aunque gane.

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