Wednesday, July 13, 2005

El Desfile de los errores

Ordinaria Locura
El desfile de los errores


Primero lo sospechas. Te dan ganas de desafanarte. Sobas tu cabeza y solo se cae el gel seco que te pusiste en la mañana antes de venir a trabajar.
No quieres saber nada más de ese momento. Todas las tardes, a partir de ese día, te emborrachas.
Bailas en todas las cantinas de la ciudad. Sin importar el estilo de música, tú deseas olvidar.
Siempre has estado en contra del aborto. Te parece algo demasiado sucio. Solo para personas descuidadas, de países bananeros y de pendejos.
Recuerdas como a tu ex esposa le gritaste: eres una puta, y además asesina.
Te dolió saberte ya no amado. Quizá ese sentimiento jamás existió, solo fue un espejismo del alcohol.
De la buena onda, del rollo apantallador, de ser mas grande de edad, un dizque escritor maldito.
Le gritaste puta, porque el hijo que ella esperaba y se saco de sus interiores era de uno de tus mejores amigos.
Tanto tiempo y el silencio los acompañaba.
Hasta fumaban mota en el patio de tu casa. Y se preguntaban si en algún momento te alertarías, pero nada.
Solo una noche de enojo, entre lágrimas de novela te lo grito: estuve embarazada de él.
Perdiste el timón, tu mar revuelto, tus nervios crispados, hasta en el patio un pájaro negro golpeando el tronco del árbol.
Arruinado, desgraciado, durmiendo tanto tiempo con ella. En los momentos previos al divorcio, antes que te dejara, le dijiste puta, puta, puta, puta, puta.
Estallaban las venas de tu cara. De las tinieblas salieron todos tus infiernos.

Ahora eras el que se mojaba en la lluvia de las emociones. Te lo dijo sentada en el restaurante. Recordaste el día de San Patricio, cuando se emborracharon e hicieron el amor en un garaje.
Ella virgen, tu con toda la historia recorrida.
Tú el irreverente, pero conservador. Ella la conservadora y recatada. Una sola noche fué necesario. La noche que no podrás olvidar.
Le dices que te encantaría tenerlo: aunque sabes el odio de su madre a tu persona. No importa, crees ser mas fuerte, encontrar el perdón y comenzar por tercera vez una familia. Ahora si en serio.
El calor afuera es demoledor. En la zona donde charlan en un momento de lucidez le dices sabes, creo que debemos no tenerlo.
Y ella llora, porque no puede defenderlo. Te ama, pero esas escenas de su madre desconsolada, prefiere omitir. Tú le dices: decídelo.
Ella te pasa un papelito: te amo, y me duele no estar en posibilidades.
Quizá el próximo año podamos encontrar la tierra correcta para poder verlo florecer.
Te pones de meta un año.
Van con el doctor en el extranjero.
Hablas con tus amigos, ellos te animan a no perderlo. Y con odio blasfemas, que te espera la miseria, no necesito eso. Sino escapar.
Ella llena el formulario. Entra con el doctor, piensas que será como quitar un barro de la cara.
Ella sale pálida, más blanca de lo acostumbrado. Le ves rara.
Y bien, se van a comer, ella te lo dice a salto de mata: son triates.
No sabes que hacer, te da mas miedo.
Ya había tomado pastillas para abortarlo, pero no funcionaron.
Pareciera que los embriones se aferraban a la vida. A esperar su tiempo en el cuerpo de su madre.
Vuelva la semana siguiente, le sugirió el doctor.
Recorren en tu carro los 210 kilómetros de diferencia. Puedes con el silencio guardar demasiadas emociones.
Regresan la semana siguiente ya decididos. Ella sigue pasando por mareos, vómitos y ascos. No los puede ocultar. Hasta el simple hecho de abrir el refrigerador y percibir los aromas de la comida en su interior.
Vuelve ella a llenar el papeleo. Costara 420 dólares. Tu te haces el distraído y ella paga la cantidad convenida.
Una hora y media mas tarde te la regresan. Esta sedada. Como puedes la llevas al auto y buscan algo para comer y un hotel donde dormir.

Anoche mientras veías “Plaza de Almas” aun presente el poema de Gelman, no soportaste más. Dos pastillas azules y una blanca. Pero antes lloraste, en esos 15 minutos que tarda el hígado en procesar las substancias.

1 comment:

YA said...

Escribes cosas muy fuertes, algunas me conmueven. Saludos.