Tuesday, July 05, 2005

Live to tell

Ordinaria Locura
Vivir para contarla
Para Orfa Alarcón

Miedo es lo sentido, lo imparable. Miedo es angustia y desnudez.
Anhelamos ver siempre el amanecer. Escuchar el abrir y cerrar de puertas. Dejar correr el agua de la regadera; nos acompaña el rugido del reloj, el sol colado entre las persianas.

El más profundo miedo es la respiración de la mujer parturienta. En un segundo se escapa la vida. En otro nace la hoguera de la felicidad.

La diferencia entre la existir y desaparecer es tan solo un respiro: una nota en la sinfonía del electrocardiograma.

Atrapado debajo del mar, apenas pude salir a tomar aire. Era Cancún: hermosa playa, donde todo el cielo azul se vuelve verdad.

El mar jalando hacia dentro. El agua corre y en los ojos quema la sal. A lo lejos la soga salvavidas.
Lo intento una, dos, tres mil veces. Busco la orilla, la arena por lo menos.
El mar como serpiente, envolviendo hasta asfixiar. Yo saco la bandera blanca y me rindo: ahora si: puedes llevarme mas adentro.


Es estúpido viajar tantos kilómetros para morir el primer día de vacaciones.
Los amigos a lo lejos se broncean. A su lado esta mi Cohiba apagado, el libro de Madame Bovary y el termo lleno con ron.
Por instantes quiero volver a casa. Me esta llevando ésta espiral y el tiempo corre tan rápido que nada sigue igual.
Las olas pasan, menos mi respirar. Me suelto, lo mejor y lo peor de la vida pasan en cuadros de microsegundos.
Una ola enorme me saca a flote donde ya puedo tocar arena. Se sueltan de los grilletes mis manos, los pies, las piernas, los dedos: todo el cuerpo.
Salgo de esta cárcel llamada mar, fui encontrado inocente.
La orilla es la salvación, mi gloria. Donde me espera un lugar cualquiera para ponerme a broncear.

El carbón ya esta encendido. En el patio celebramos el cumpleaños de Mayela. No corre nada de viento.
Las cucarachas vuelan como queriendo huir de este mar de calor. La hoguera, la ciudad.
Una, dos, cinco, cucarachas enormes, cafés, supongo que son fuertes, porque así truenan cuando las aplasto.
La carne asada tardará más tiempo en salir.
Soy el ayudante de Pablo primero.
Le digo, jefe ya casi esta listo.
He creado un mecanismo de defensa para no enfrentarme con nadie. Sino ser ese segundo de paz.
Una pequeña cucaracha en el piso se acerca a mis pies. No me muevo ni un centímetro. Conozco su veredicto y se el momento de su ejecución. Las cucarachas mas grandes todas han muerto bajo la suela de mi zapato.
Pero esta cucaracha se acerca, me asecha, y como si entendiera, que el mal esta en la frontera de mi zapato, regresa por donde vino y se pierde en el césped.
Ni hablar. Ella, como yo, si alcanzó a vivir para contarla.

No comments: