Wednesday, November 09, 2011

El Pequeño Cabo Rosti



Colocó tantos anuncios, como fueron necesarios para promover su producto. Calles, avenidas, privadas y andadores. Hasta en las oficinas de la policía y buen gobierno.
Se anunció en todos los diarios, suplementos libres, publirreportajes, las hojas volantes y fanzines de diversas filiaciones políticas: morales y hasta de fluctuaciones económicas.
Pensó hacerlo en radio y en televisión, colocar banners en google, twitter y Facebook.
Ello rebasó por bastante el presupuesto inicial. Vale la pena la inversión, justificó.
Se hizo famoso con su único libro. El arte de ganar de todas todas. Tiraje un millón de ejemplares, quinientas páginas en blanco para ser rellenadas por el lector, que escribirá un libro distinto con cada compra.
Su producto secreto, un éxito creativo: ofrecer palabras blancas sin macula, al mejor postor. La venta no lo hizo lo que se dice millonario.
Tan solo le permitió comprar el ejército de caballería, que desde niño soñó tener.

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