Thursday, November 24, 2011

Usos útiles para un enano







I


Como todos le llaman Tatu, sus compas de la colonia Santa Cecilia, tiene alta estima.

No dudó, en nada, para ir a pedir trabajo como guardia de seguridad, después de desertar en la preparatoria 15 madero.

Lo contrataron más que por lástima por miedo a una multa de la comisión de ciudadanos con capacidades diferentes y a los derechos humanos, porque es necesario el compromiso social de la empresa.

En la Jungla de Timo cuida al mono araña, le da de comer a los pollitos y a las tortugas de agua.

El hit es, cuando pasea arriba del Pony. Se siente jockey en el hipódromo.









II



Al Tatú lo despidieron pasada la temporada navideña. Ya no resultó ni interesante ni digno de lastima.

Ya no le decían ternurita las niñas visitantes a la tienda de mascotas.

Como un compa en desgracia no se le deja morir, los chalanes del taller mecánico en Santa Cecilia, lo recomendaron con el Hummer de la Cementos.

Se dedican al robo a transeúntes, mediante el método de selección aleatoria de víctimas.

Tatú les hace banquito y el Hummer corre con las pertenencias atracadas.



III



La carrera ascendente del Tatu, en sociedad con el Hummer, los convirtió en leyenda.

Comenzaron a cobrar por las asesorías, a los aprendices a pancheros de la colonia Hidalgo y la Industrial.

Como todo ascenso social precede a actividades menos peligrosas, motivados por el éxito como descuenteros, lo suyo ahora: robo a casa habitación.

Ayer en Satélite, ahora Cumbres, mañana en Linda Vista, pasado la Anáhuac.

El pastel urbano, inmenso. Solo le falta su cereza criminal.







IV



Se hicieron de varios juegos de llaves maestras. Con sus ahora ayudantes de la Industrial y de la Hidalgo roban por encargo.

Tsurus, jettas, ecotaxis.

El tatú usa ropa de marca, talla ocho años, zapatos del dos mexicano. Pulsera y collar de oro de 24 kilates.

Como no se puede andar por la libre sin pagar piso, al tatú y el hummer los levantaron la raza de la Sierra Ventana.

Al hummer lo tablearon con la rompeculos oficial. Al Tatu, con una regla de metal de 30 centimeros. No hay porque irse al baño, nomás hay que alinearlo.





V



Lo entrenaron en Salinas Victoria. Se graduó con la generación de Marín. Echo verbo y bala en Cancún, obtuvo su master secuestrando migrantes en Veracruz.

Cuando la compañía se separó, le encargaron la zona norte del área metropolitana.

El Tatu y su compa Hummer ahí siguen jalando.

Tranquilos despachan en la casa de seguridad en el barrio heroico de San Berna.

Los fines de semana para relajarse del jale, Tatu lo pasa en familia y visita a su morrita en Revolución Proletaria.

Los dos hijos que tiene le salieron normales, dice orgulloso.

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