Monday, February 09, 2009

la carne de burro no es transparente




Para a.a.p.

Si no eran los únicos en la ciudad, por lo menos carecían de pena y ofertaban con libertad el producto.
Juan Álvarez y Manuel María de Llano, la carnicería de alta especialidad en la comercialización y venta de carne de equinos para consumo humano.
Las paredes amarillas dibujadas con los enormes corceles, la tela mosquitera ennegrecida por el transito de los camiones, los urbanos, los materialistas, toda clase.
Tradición la carne asada, los tacos al carbón, por las avenidas Madero o por Colón. Delicia de los trasnochados, o los matutinos y vespertinos. El tiempo solo cuenta para quien lleva prisa.
Las parejas amorosas, a la salida de una cantina, hotel de paso, la arena coliseo, el wateke, el jardín, el güichos, el flamingos y la internacional.
En las aceras los puestos de comida, del aceite requemado, aroma pegador: cebolla, papa de galeana y carne en bistec, lista para ser trozada en la base de madera.
Tacos de astilla, les llaman, preparados, con cebolla picada, y cilantro.
Desconozco el porque de los diminutivos: carnita, cebollita, papita.
Somos ciudad de enanos gastronómicos. Todo en porciones minúsculas. Disfraza la gula. Bien acompañados por el refresco de dieta, o de los llamados cero calorías.
Carne de equino para consumo humano debió entrar en el tracto digestivo en millares de familias, engañadas por la urgencia de la parranda, o por simple antojo.
La crisis, frase aterrante, y salubridad, previo periodicazo, terminaron con la empresa.
En esa esquina, del mismo edificio, existe una esplendida sala de masajes. Discreta, un par de servidoras por turno.
Frases de ingenio para atraer clientela: temporada de Navidad puedes pasar por tu regalo o en jaloguin, por tu dulce o travesura.
A 100 el servicio completo. Le llaman el rompecrisis: carne de primera, de puerco, o de burro.
Dos posiciones o quince minutos. Una sola eyaculación. No incluye besar los pechos ni alguna otra variedad. Eso negocias directo con la prestadora.
Nuevo ejercicio para degustar el placer.
El edificio de la desaparecida carnicería equina veinticuatro horas al servicio del producto más consumido en la canasta básica: el sexo.

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