Tuesday, July 21, 2009

El nuevo catecismo en el consulado de San Luis en Monterrey


Suéltalo suéltalo suéltalo. Ya quieres dejar esa vida. En el nombre de Jebús suéltalo suéltalo suéltalo.
A ti que la mariguana la piedra la cocaína el resistol te tiene atrapado. A ti que el alcohol, la cerveza, las mujeres, te tienen en sus garras.
Suéltalo suéltalo suéltalo.
Tú que buscas libertad, cuando vez que el dinero no te alcanza. Si sientes que no encuentras empleo, porque estas tatuado, porque tienes hijos fuera de matrimonio, porque sales con esa mujer que está casada, estas en las garras del destructor.
Le pido al grupo de alabanza que me acompañe en mis plegarias.
Les aclaro que esto no es motivo de risa.
A ti que no gozas de paz, que conoces de levantones del crimen organizado, de tapados, de policías sinvergüenzas, de autoridades sin temor al pueblo, de corrupción en donde quiera que te encuentres.
A ti te digo que aun más vendrán cosas peores. Ya lo dice en las señales antes del fin. Lo dice San Juan.
Tú que sufres al ver a tus hijos perdidos, sin rumbo y sin esperanza.
Hoy, aquí en la alameda, ha llegado el gran día.
Le pido al joven de acordeón, que suelte un paseo, lindo, glorificando a nuestro creador. Este hombre, quien ahora ha rendido la vida, es testimonio, y por él pedimos, por su hijo que se encuentra grave.
Acércate tú mi hermano. Ven a esta parte alta del escenario. Escuchemos el canto a quienes el sabio Rey Salomón les escribió poemas.
Nadie, ninguno de los reyes, escrito está, vestirá con la magnificencia de las aves, de estos hermosos pericos, que ahora cantan acompañándonos en alabanza.
Por eso les digo, no se preocupen por el mañana. Sino por el destructor de las almas.
Cuando lo levantaron los de la compañía, lo llevaron a una casa de seguridad en el cerro de la campaña, previas cachetadas estilo judicial y de darle en la espalda y nalgas con el tablón de castigo, el famoso rompeculos.
Le pidieron la mitad de las ofrendas y diezmos, las limosas en los días de campaña esas serian exclusivamente para ellos..
Todo a cuota de protección, que el buen señor, había mandado, con sus ángeles guardianes, desde el cielo.

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