Wednesday, March 14, 2007

Independen Day in Monterrey


Para el Alanis Pulido, que con cuatro se pone happy

Debimos de pasar por muchos filtros antes. Investigados por Seguridad Nacional y por tantas instancias: CIA, DEA, NASA, FDA y hasta por la oficina de selección de personal de PEPSI, donde una vez dejé currículo y jamás llamaron para unirme a su equipo de trabajo.
Probablemente hasta el teléfono de casa estuviera intervenido.
La invitación llegó puntual y pedía confirmación. Por primera vez en la vida iría a un evento organizado por la Embajada de los Estados Unidos de América.
Celebrar con los güeros el día de la independencia.
Hecho el tramite telefónico mamá mando a lavar mi único traje de tres piezas.
Desconocía quien mas estaría convocado. Solo el bardo de las bardas vía mail preguntó si fui convocado por nuestros amigos.
Claro, conteste. Pues pasa por mi a la casa para irnos en un solo carro. Ya esta, dije.
La casa del Cónsul General esta enclavada en medio de la sierra urbana. Es casi inaccesible llegar a pincel. Debes de subir en segunda velocidad para no apagarse el carro.
Encontramos lugar para aparcar muy lejos de donde era la casa. Apenas bajamos llegó una camioneta con dos individuos diciendo “vienen a la reunión”. Asentimos. “Suban”, nos pidieron, nosotros los llevamos hasta la puerta.
Un gracias apenas salió de nuestros labios. La refrigeración del vehículo estaba a su máxima potencia. El poeta había dejado de sudar, nunca confió en personas usando circuito cerrado de audio. Pero este día somos importantes.
Descendimos donde había una mesa con banderitas y sombreros del color de la bandera norteamericana.
Pasamos un primer filtro visual. Vaya no desentonamos con la mayoría de los asistentes. Esta debe ser la ciudad flotante, pensé. En una lista estaba la lista de invitados. Primero el poeta, luego yo, en la mesa de souvenirs mencionamos nuestros nombres.
Sean bienvenidos nos saludo una gringa gordita, la encargada principal de negar o permitir las visas en la ciudad.
En la entrada principal estaba el Cónsul General acompañado de su esposa e hijos.
Nos saludo de mano a los dos. Nos presentamos formalmente y al oído susurró: en la esquina están las cervezas.
Por todos lados del camino al jardín estaban los empleados diplomáticos.
En la preciada esquina estaba un barman sirviendo. Pedimos cerveza. “Solo hay vino de California y Ron Bacardí”.
Nuestro anfitrión jugó su primera broma. Ni hablar. Tenemos garganta para cualquier tipo de alcohol. El bardo pidió vino. No me gusta el Bacardí pero si es gratis y con tanto calor las alternativas son escasas.
Por más de una hora y media estuvimos bebiendo. La mayoría de los asistentes son de la clase política, solo nosotros estamos extraviados.
En el mar de transeúntes pedí un cigarro a un compa. En la charla para romper la tensión de los desconocidos confesó ser el gerente de un supermercado, donde el cuerpo diplomático compra sus enceres.
California tiene el peor vino del mundo, el poeta ríe. Lo observo como si fuera un marciano.
El SEÑOR gobernador llego puntual a su cita. Los empleados entregaron un folleto donde venían los dos himnos nacionales: el mexicano y el gabacho.
Cantamos el mejicanos al grito de guerra. La revolución no te quita lo borracho, porque no pasa por teve.
Al término de nuestro himno, subieron los diplomáticos como en las caricaturas de Charlie Brown en navidad.
O! say can you see by the dawn's early light, What so proudly we hailed at the twilight's last gleaming.
Estábamos a punto de estallar de risa. El POETA no bebe más de cuatro cervezas, pero esa tarde, en la sucursal de la Casa Blanca bebió más.
Al cesar de la música mientras aplaudía la concurrencia, el POETA gritaba “viva MAC DONALDS, DONALD TRUMP, PARIS HILTON, MICHAEL MORE, y SADAM HUSSEIN”
Voy al baño me dijo EL BARDO. La gente de seguridad le señalo la entrada a la residencia. Al salir cagado de risa confiesa: orine afuera de la taza, el lavabo, el piso, y hasta la toalla.
Pidió otra copa de vino, trajo un vaso con ron para mí. Brindamos por Indran Amyrtayanaham, Michael More, Vince Neil, Paul Stanley y Twisted Sister.
La resaca diplomática llegó cuando regresamos al carro resguardados: la ciudad polvo vio llegar vivos a sus hijos preferidos.
Nunca más nos volvieron a invitar al Independen Day in Monterrey.
El gerente del supermercado nos dio su tarjeta. Quedamos de hacer el súper en esa sucursal.

No comments: