Friday, January 13, 2012

El Plan




Ir tirando era todo lo que deseaba. Desde la incomodidad en la mesa de redacción. Me había cansado de escribir sobre lo mismo siete por veinticuatro. Todos los días del año. Renunciaría tarde o temprano.

Carece de sorpresa trazar las dudas sobre los astros, los horóscopos y morbosos temas sexuales.

Los prejuicios, o la falsa hora de encontrar con el fin de la vida, me tenían deprimido.

Tal vez era el momento de tentar la suerte.

Solo que ellos primero despidieron al jefe.

Buen súbdito, mientras los demás se escondían en sus madrigueras, asistí a su casa.

Nos dimos fuerte abrazo, vaya, sin importar que me lleva con facilidad 20 centímetros y muchos kilos. No lo iba a cargar.

Se es leal, y yo estoy agradecido contigo. Le dije.

Un mes después, me mandaron llamar a recursos humanos.

Hasta hoy colabora con nosotros. Cobrara lo trabajado.

Ellos ya habían movido las fichas del tablero, desde antes. En ese juego, jaque al rey.

Olvido si me dieron las gracias.

Cruce las barreras de la entrada. Jamás mencionaron en la redacción, la vez que un comando de bandidos entró a robar un domingo por la tarde.

Era mostrar que nadie esta seguro, aun dentro del grupo periodístico que mejor paga en el país.

Compré un carro de hot dogs de medio uso, y me puse a trabajar.

Mi ex jefe, todas las mañanas, en las intrincadas calles, sube y baja, de las colonias pobres del sur de la ciudad, reparte con su camioneta, tortillas a domicilio.


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