Abres la revista. Encuentras un test bastante mamón.
Ni modo, es la sala de espera de la peluquería unisex a la que asistes mensualmente.
La cita se ha retardado, bien vale la pena entretener neuronas rellenando preguntas. La estilista, mano caliente, sabe cubrir perfecta, los remolinos o lo irregular del nacimiento o la forma anormal de la cabeza.
Uno no se casa con quien más ama, sino con quien esta al alcance de la mano. Dice el encabezado.
Las relaciones después de los treinta años: amor o conveniencia.
El ejemplo es simple.
Vas al supermercado: paras en el departamento de frutas y legumbres, caminas por el pasillo de fruto de estación.
¿Qué eliges?, manzanas, uvas, naranjas, sandias o melones. Seleccionas manzana.
Pasas a la siguiente sección del cuestionario.
Observas detenidamente buscando las mejores manzanas: color, textura, sabor y piel.
Si has llegado tarde, las ves irse seleccionadas en otras manos. En el carrito, rumbo al área de cajas, listas para ser pagadas.
Sigues buscando en el cajón.
Es posible que cuentes con mucha suerte. Madurita, escondida en una esquina, sin mallugadas visibles, por lo que palpas, de oportunidad.
Te llama la estilista, pasa por favor: tu turno.
Sigues pensando en el test.
Desde que comenzaste a frecuentar los cafés de moda. Donde llegan en parvadas las solteras, a la salida de la oficina, la universidad o de sus hogares.
Luego los bares, las fondas nice, el club de neuróticos anónimos, los quita kilos, la gran fraternidad universal, los rosacruces, el temazcal, las iglesias, y ahora el club de motociclistas, donde ya ligaste a la chica de la nariz perfectamente cirujeada, boca apetitosa, contorno de Botox, y ya estas pensando en mudarte de apartamento, al de ella, con sus dos hijos, uno de 22 años y la otra quinceañera, que ya te llaman papá, y a los hijos, de tu ex mujer, les dicen hermanos.
No comments:
Post a Comment