Es todo un escritor hecho y derecho, formado y congruente, por lo menos lo afirma, y lo ratifica en el currículo.
Egresado en letras de universidad particular, de escuela con estándar internacional, en la cuestión de costos, mas no de altura académica, mucho menos, con tituladados prestigiosos, solo zánganos enquistados en la corporación.
Aun no ha publicado libro alguno, su bagaje culturan: poemas sueltos, intentos de relato, pálidos cuentos sin resolución, reseñas de otros escritores, eso si, la jefatura de redacción de la revista universitaria, le dio el trampolín, el fogueo, a coloquios y encuentros de escritores.
Y eso lo hace sentir bien chingón.
Forma parte del gremio de literatura (mas funciona como gavilla de bandoleros, cazadores de pobres estímulos) al que se inscribió, con la idea de que dentro, las cosas se ven distintas.
Fiel asistente a cada una de las sesiones, y después de pensar que las becas se obtienen por escalafón, consiguió novio hecho a la medida. Velludo, alto, regordete, acento norteño españolado, con ínfulas de corrector de estilo en la cuarta revista menos importante del país.
Tan cool y fashión, los dos pasean de la mano.
Establecieron sociedad cooperativa de escritores con resultados a medias.
Colocaron en la puerta de la oficina, edificada ex profeso por su señor padre, que al verlo extraviado en vida, y que el único varón resultó mariquita, la placa de escritor (Se dan asesorías para examen de admisión, a prepa y universidad).
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