Saturday, January 28, 2012

Guerras Perdidas






La tarde que se casó su hermano era día de Halloween.

En represalia a la inasistencia a la antigua boda, ya divorciado, decidió jugar dominó, con los amigos, en la cantina, del barrio la Piedra.

¿A poco no vas a ir?, le preguntaron. No seas mamón. Un carnal es para siempre. ¿Les cae? Estoy a toda madre. Además voy ganando una buena feria.

Ni él me necesita, ni yo lo echo de menos.

Siendo sinceros, ni ignorar una, ni sopesar con desenfado la otra.

Desde el kínder hasta la preparatoria, los gemelos compartieron aula, litera y espacio en la parte trasera del Volkswagen rojo con blanco de sus padres.

Que nunca estuvo de acuerdo con que se casara con una chica que no conocía, le dijo. Lo tuyo es pura calentura, vas a ver que en menos de tres meses ya andas tirando la toalla y agarrando otra nalga.

Después de una relación formal, con promesa de boda en tramite, bien embarcado con las tandas de lo primero que compran las parejas jóvenes: la recamara y el televisor.

Eso es andarse con mamadas, le escribió al correo. Ya que no le contestaba las llamadas al celular ni los mensajes de dos vías.

Deberías de ver como anda tu morra, bien agüitada. Llora a toda hora. Con decirte que sus papás ya no te quieren ver ni en pintura.

Sin contar que su carnal mayor, ya juró que la próxima vez que te vea te va a putear, y al Universitario con el costal de huesos vas a dar.

Le contestó: mira carnal, en la cama, no hay edades ni tamaños. Igual me cojo a una enana, ciega, tullida o chimuela. Total, si me hace feliz, y si también me hace rico, que chingados te importa.

En venganza, al nacer el primer retoño, le puso el nombre de la ex novia de su hermano.

Las reuniones sabatinas, en casa de los padres, de carne asada, enrarecieron el ambiente.

Sabrá como, el gemelo, conocía los nombres de las posteriores parejas.

Al segundo advenimiento, también una hembra, repitió la dosis.

Clara, la primera, blanca y flaca, hasta en ello se parecía al físico.

Ivette, en el mal carácter, con la jeta enfadada, contestona, eso si, la más linda criatura.

Mira carnal, le dijo. Está regacho que cada viernes por la noche, sé que al otro día, el sábado, vendrás con tu señora y las niñas.

Vamos haciendo las paces. Ahí muere. Te pido una disculpa si te ofendí, la neta, andaba bien sentido con la familia. El cielo cayó encima. Solo y pedorreado.

Despreocúpate broder, contestó. No hay rencor. Todo arrumbado en el cajón del olvido.

Ahora si me dispensas, hazte güey.

Las niñas te van a dar la sorpresa, que viene otra beba en camino.

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