Arrojé
la video casetera por el balcón del apartamento. Aguas grite. Golpe avisa. Luego
volví a lo que estaba haciendo.
He
clausurado ese espacio desde las cuarteaduras en el piso.
Por
suerte, nadie pasó.
El
sonido seco al estrellarse el aparato, al quedar inservibles sus piezas. Estaba
apático para bajar cargando semejante armatoste.
Algunas recamaras vecinas prendieron la luz
para ver lo que había sucedido. Otros gritaron enfadados con no hagan ruido no
ven que estamos descansando.
Es
penoso abrir a tan temprana hora la puerta a los policías.
Más,
con el pretexto de un cacharro que no tiene más función que acumular polvo y
cucarachas. Donde reproduje las películas porno amateurs que grabé en mi
estancia en el intercambio en Canadá, Paris, Nueva York y Londres.
He
decidido romper todo. Soy un hombre nuevo.
Sacar
lo que ya no sirve. Deshacerme de los fetiches. Menos los de Star Treak.
Por
ejemplo la colección de pantaletas de mis exnovias. Incluyendo la que uso mi
segunda exesposa el día del enlace.
Ya
estaba un poco gastado el blanco pardeando a amarillo. La mantenía en supuesto
buen estado en bolsa ziploc para lonches de jamón y queso gruyere.
Aun
conservaba el aroma y la consistencia de ese día de la boda.
Ese
fue el trofeo mas valorado. Como una bola de beisbol celebrando el rompimiento de los records
establecidos por los deportistas en sus clubs. Eso soy. El mejor bateador de
mujeres. Con marcha perfecta en divorcios.
En
las otras bolsas que arroje después al contenedor estaban mis agendas. Daba
razón exacta de los avances con cada una de mis conquistas. Las fechas que nos conocimos, las veces de
sitas y hasta la fecha en que no volvimos a salir.
Reparadas
en signos, las agendas, para que si caían en manos extrañas no pudieran
entenderlas. La piedra roseta de interpretación es por los colores.
Azul,
si solo fue un beso. Rosa si solo hemos paseado de la mano y bebimos una
botella de vino tinto.
Rojo
es todo. Naranja lindo sexo oral. Negro, obviamente lo hicimos cuando estaban presentes
sus lunas.
Me
resulto casi imposible desprenderme de mi grabadora de radiocasete. Y de los casetes.
El
audio de nosotros dos cohabitando.
Era
lo último que conserve y que me resultaba pesadísimo desecharlo.
Mi
primera esposa se marcho de casa.
Hizo
la maleta enojada y me dijo que jamás volvería conmigo.
Que
aun no entendía como le había convencido para estar con una persona tan
perdedora. Sin ambiciones. Que bien simple podía tener una pareja a la estatura
de su estrato social. Que le pondría casa y carro a la puerta. Y no el carro de
la empresa donde presto servicios profesionales.
Que
te vaya bien, le dije. Solo cierra y échale la llave desde afuera. Parece que
una banda de ladrones ha estado haciendo de las suyas en el barrio.
Creo
que ella esperaba que le rogara.
Que
le suavizara el oído con promesas como todo va a cambiar y vamos a estar mejor.
Eso
no iba a suceder.
La
sutileza no va conmigo.
Ante
la sospecha siempre evito construir castillos de arena .
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