Soy descarado. No me atormenta el físico. Poco lo cultive. No soy Charles Atlas. Aunque tampoco nadie fastidia si viajo en el metro. Evito confrontaciones banales y aglomeraciones del servicio publico de transporte.

Me encanta andar sin camisa en casa. Tengo estrías al derredor del ombligo. Soy bastante blanco que se pueden disimular con cualquier short o traje de baño.

Por lo menos no tengo las cicatrices en los brazos o en el canalillo del culo. Que te agaches y todos se den cuenta. O que te cuelgue flácida la piel del conejo en la extremidad.

Eso si da mucha pena. No entiendo como las mujeres andan como si nada.

Tiene su encanto lograr el equilibrio.

El Desayuno es la parte fundamental del día. Nada como un grande y jugoso corte de sirloin en casa antes de comenzar las actividades.

Con tu coca de dos litros y medio. El vaso lleno de hielo. Burbujeante.

Mientras otros lo hace ligerito con yogurt o cereal. Los almuerzos frugales son una invención de los huevones con parálisis intestinal.

Celebraré que hoy es feriado.  Iré a una playa nudista a media hora de la ciudad.

Esta en la parte sur de la presa. En una quinta. Cobran el uso del casillero y no te permiten entrar con comida. Ellos venden el pisto y los alimentos. Tienen buffet económico de carne asada y cabrito.

Voy a dejar que se asoleen las lonjas. Dice el que me pasó el tip que muchas nenas entre 35 y 50 van a equilibrar su ph en ese lugar.

Soy un fracaso y eso es maravilloso.

A donde quiera que voy siempre me encuentran un defecto. Asistí hace unos días a una presentación de un libro que me interesaba tener.

La relacionista publica del espacio, una amiga que tiene muy buenos pechos, pero el culo y las piernas excesivamente delgadas, me saludo con una frase inapetente.

Lo leí en tu mirada y te encontré una errata.

Creo que se refería a cuando le vi el trasero al agacharse para levantar los libros de cortesía que estaban escondidos debajo de la mesa de venta.

Le conteste, con mi clásica galantería: Nunca mires atrás alguien se te puede adelantar.

Sonrió encabronada.

Como quiera me regaló mi ejemplar. Y me formé en la fila para que la autora me lo dedicara.

Es seguro que la vida es una bolsa de papel llena de cagadas sorpresas. Cuando tome el control del mundo, todas las mujeres me adoraran, excepto claro, las que me conozcan físicamente.