Solo
Capulina, de la época dorada del cine mexicano, me ha resultado toda la vida
indigesto.
Desde
la niñez. Cagánte. Con sus películas. Las frases. Sus rutinas: El yo no se
puede ser a lo mejor, el día martes pavorreal.
Las
presentaciones en provincia. Aun no me cae el veinte en la cabeza porque mi
padre se encaprichaba para llevarme a su circo.
La
rutina es muy simple. Como una pesadilla.
Los
niños pasan al redondel. Los auxiliares seleccionan. Luego las personas de utilería
colocan las sillas.
Once
niños para diez sillas. Dar vueltas para encontrar el espacio disponible
mientras la música corre. Al detenerse. Agenciarse del lugar.
Sentones
y pellizcos apresurados.
Luego
Capulina dice: usted se ganó un pase. Un pásele a su lugar. Vaya con su familia
a sentar: Quien rompe la inocencia debería ser pasado sin juicio al pelotón de
fusilamiento.
Por
eso no tengo problemas con la ensoñación. Filosofar con las ganas.
La
fantasía sexual de tener relaciones con una persona de baja estatura. No enana.
Solo con una mujer que sea de estatura reducida.
Conozco
una de ellas. Accidentalmente llegó a la vida social sin proponerlo. En las
oficinas de las juventudes comunistas que aun frecuento.
Ella
cursa ingeniería en sistemas de computo.
Es
linda. Sencilla. Morena aperlada. De nariz fina. Par de pechos equilibrados,
listos para ser cosechados. Cintura cómoda. Nada despreciable su trasero.
Si
vamos a perder, hay que intentarlo alguna vez. La vergüenza de llevarla a la
cama. Juguetear con sus formas y tamaños. Seguramente podré disponer con
facilidad. Echarnos una capirucha.
Arriesgo
y le propongo venir a casa. Tengo cerveza y ganas de verte, le dije.
Llegó
antes de la media noche.
Establecimos
tensión dinámica hasta que el alcohol nos relajo. Quiero contigo. ¿Qué? Contestó.
Hacerlo,
ya sabes. Tener sexo. Hacer el amor. Coger.
Pero
si tienes pareja. Como crees. No me gustaría que tuvieras problemas.
Tal
vez si me lo propone tu chica, podemos hacer un trio. Ella me gusta mucho y tú estás
bastante guapo. Convéncela y lo hacemos.
Quizá
tu verga sea del tamaño adecuado de mi vagina.
Entonces,
me sentí como aquella vez en el circo de Capulina. Esa maldita noche del problema
real.
Cuando
mi padre me llevo hasta el ruedo para que concursara con ese tipo tan perdedor.
Estúpidamente tonto.
Bajando
de la nube. Arrastrando los pies: Inconforme.
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