Como
me duele la panza. Me doblo con los cólicos. Se veía en tan buen estado el
alimento. No eran desperdicios, como siempre lo hacen. Sino de primera.
Por
eso me ganó la gula. Ya había cenado en casa. Es un pecado dejar lo que se
ofrece.
La
vecina lo colocó a la puerta de la casa. Como lo ha hecho por algunas semanas, alimentándome
a la par de mis amos.
Tan
rico el plato con leche y con pedazos de carne recién cortados.
Que
dolor. Ojala pronto me dejen entrar a la casa.
He
intentado provocarme el vomito. Solo suelto acido por la garganta. Y pedos con
aroma descompuesto.
Se
va clavando tan rápido y profundo que la voz empequeñece.
Raspo
con las garras el mosquitero. Creo que han salido ya.
Como
es tan fuerte la soledad. Las fuerzas me abandonan.
Quisiera
un lugar fresco. En la sombra. Debajo de la cuna donde acuestan al bebe. Ahí quiero
meterme.
O
en la alacena. Donde puedo llevar en paz estos momentos tan extenuantes.
Hago
un movimiento más. Estiro los brazos. Las garras raspan. Sin respuesta desde el
interior. Se escucha el sonido del mini Split.
Aquí
viene pasando quien me alimento. Se me queda viendo. Maldita seas. Me
envenenaste. Sabias que caería irremediablemente en la tentación de probar el
bocado. Hasta lo disfrutas. Y ríes.
Con
razón tenia un sabor un poco fuerte. Amargo. Pensé que tendría algún condimento
desconocido.
No
el raticida con el que te deshaces de los animales que habitan en tu cocina.
Eres
una mujer muy puerca. Encima de todo, te acuestas con el esposo de mi ama. Creo
que eso ha sido el motivo de nuestra infausta relación.
Que
sabes, jamás podrás separarlos. Sus vínculos son muy fuertes. Como el veneno
que usaste.
Lo
que tiene contigo es solo sexo. Con su pene espinoso como el mio.
Tan
animal que fui. Creer en tus buenas intenciones.
Mírame
como muero. Mírame. Ahora que estamos frente a frente como dos enemigos.
Que
se te grabe la mirada perdida. Y la espuma que sale de mi boca.
No comments:
Post a Comment