Sunday, February 12, 2012

No todo es oro.






Doña brócoli tiene el cabello pintado de rubio.

Es rancia, consumida, sin hijos. La ropa apolillada y los dientes amarillos.

Como la senectud apesta, despedirla podría costarles demanda en los tribunales laborales, se aprovechan de ella.

Ya no te podemos pagar lo que antes, ahora no vendes lo mismo, además en las recientes auditorias faltaron tres labiales avon y una crema reductiva Slim ligth.

Suponemos las vas a cubrir, creemos que no lo robaste, tus veinte años trabajando con nosotros lo avalan.

Te descuidaste de los compradores. Aprender cuesta, no eres nueva en esto.

Para que no sientas la deuda, lo rebajaremos cada semana, así en dos meses sales del apuro.

Como es eso, o irse a empacar las despensas en el supermercado, ella, que siempre ha sido vendedora, no descenderá ni un ápice, en el escalafón social.

Está bueno. Acepta. Ni modo.

Debió pasar cuando fui al baño.

Ya ve que me puse mala del estomago. Se me hace que me hicieron daño los tacos que me regaló.

Ni manera.

Le vamos a sacar la chamba. Nos ponemos a mano con lo de las comisiones.

Y de ahí en delante, borrón y cuenta nueva.

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