Nos conocimos a la salida del multi cine, el día del dos por uno.
Reímos cuando chocaron las cabezas, al leer los próximos estrenos en el ventanal.
Como viejos amigos que después de algún tiempo se rencuentran.
La mente perdida en el recuerdo. Cada uno asume la tragedia íntima.
Pedí me acompañara a tomar el café y conocerla.
Jamás acepto invitaciones de desconocidos, dijo. Solo que hay algo tan triste en tu mirada.
Me habría encantado decirle, mi madre tiene la misma, es libanesa. Huyo de la ira de su padre y de una vida arreglada en Beirut.
Tomamos el taxi.
¿Estudias? si, contesto. Artes escénicas. ¿Tu? Ingeniero Civil. ¿falta mucho para concluir? No, un semestre y el servicio social. ¿Tú? Apenas estoy a mediación. Ya la estoy agarrando gusto a la carrera.
¿Acostumbras ir al cine solo? Nadie quiso venir conmigo, excusas de muchos planes, las novias, etcétera. ¿Tu? Disfruto los trabajos de las estrellas. Quiero ser actriz dramática. ¿Qué significa eso? Irse a la capital a buscar suerte. ¿Qué más?
Beca de capacitación. Participar en montajes, staff, extra, ir escalando.
¿Has construido algo? Solo un par de remodelaciones menores, recamara y baño completo. Igual forjando currículo.
En la esquina por favor.
Detenida la marcha, se adelanta y ayuda a descender.
Gracias. Dame un minuto para conseguir dinero del cajero.
Lo espera, hace como que mira para otro lado.
No es feo, el estudiante de ingeniero, reflexiona.
Entraron al café a esta hora efervescente, de estudiantes de filosofía y periodismo.
Te dije un café, pero si quieres jugo, refresco o cerveza.
Quiero un bísquet con mermelada de fresa y chocolate. Lo mismo, indico.
Ir destapiando el horizonte, pensó él.
Gracias por hacerme compañía.
Me permites, paso la servilleta y le limpio la punta de la nariz.
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