Monday, February 27, 2012

Up all nigth




Sonrió al amanecer abrazado. Nulas ocasiones se queda más allá del amanecer.

Para no perder el encanto, mientras su compañero seguía dormido, se deslizo sin hacer ruido alguno.

Entro en el sanitario, espero a que se tibiara el agua del lavabo.

Apenas pequeños cúmulos, evitando correr el maquillaje, desprender las pestañas postizas.

Se acomodó los rellenos en el sostén y volvió a hacer el candado en el pene bajo la tanga satinada.

Mi vida, le dijo al vaquero, me voy. La habitación esta pagada hasta medio día. Sigue descansando, estuviste maravilloso.

Tomó el primer taxi que apareció por la avenida.

¿A dónde le llevo?, preguntó.

Al norte, solicitó.

Pero antes vamos a detenernos, yo le digo donde.

Los sábados por la mañana, el transito es fluido y amigable. Sin claxonazos ni mentadas de madre.

La ciudad del caos funciona cabal, sincronizada, en paz.

Dos cuadras antes del laboratorio de análisis clínicos le explica al conductor.

Se orilla, desciende apresurado. Llega con la recepcionista que tiene cara de pocos amigos.

Le da el comprobante, mientras ella hurga en la computadora y le dice que necesitan hablar con el.

Ahora no puedo, llevo prisa, el taxi me espera.

Entrega el sobre sellado y con letras rojas: Resultado indepurable.

Sonando los tacones, da el portazo.

Aborda la unidad. El taxímetro sigue la feroz marcha de lo que va a pagar.

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