Thursday, March 15, 2012

La mejor excusa













Se me hace que ya no pasa el camión, dijo, cuando acerco el carro a la banqueta. Quizá tenga razón, pensé, escasean despues de las diez de la noche.

Papá se encabrona cuando llego después de esa hora.

En el último de los casos puedo ir caminando, solo son cuatro colonias de distancia. Lo malo es que esta muy oscuro.

Había cenado en casa de mi novia. Por lo menos el estomago está lleno.

Estoy bien, contesté.

Llevaba cuarenta minutos esperando el colectivo. La ciudad, a cierta hora desaparece, se transforma en fantasma que sale de la fabrica. Encerrados observan el telediario desde la sala.

Se me hace que vamos por el mismo rumbo, insistió, después de encender la luz interior, para que lo viera.

No creo, tajante respondí.

Es miércoles. Fui al cine de dos por uno. La película se extendió. Ahora estoy en plazos pagando las consecuencias.

Mira, me voy a detener aqui adelante, para no importunarte, cinco minutos, si no pasa, te doy un aventón. ¿te parece?

La calle es libre, yo creo que si pasa. Mejor no pierdas el tiempo y no gastes gasolina.

Por cierto, ¿Cómo te llamas?

Rene, le mentí, como también pudiera ser Eros, Aries o Kuala Lumpur.

¿Cómo es que se te hizo tarde? ¿estudias o trabajas? Estudio, respondí, en casa me han enseñado a no ser grosero, también a no hablar con extraños. Ir en carro con amigos ocasionales es una locura.

¿en la universidad supongo? contraataco. Asentí.

Demonios, este tipo no se va, nadie llega a la estación para hacerme un paro y acompañarme para que se desafane este bato. Solo falta que comience a llover o ser oscurezca el cielo con neblina del estilo londinense.

¿Qué música te gusta? Trataba de sintonizar una estación, precibí

La que sea conteste, volví a mentir, no me agradan nada las cumbias, soy rockero.

Puso una canción que hablaba de dolor y de amor. Claro, con estilo cumbiero. Eso cayó en el animo, como patada de mula.

Vamos, ya pasaron los cinco minutos. Te llevo.

Ya me dio flojera esperar, la alternativa de caminar se esfuma. Son muchas cuadras, llegar sudado y con este calor a fuera tengo que meterme a la ducha para dormir agusto. 

Subo. Cruzo el cinturón de seguridad y arrancamos..

Tu me guías, menciona.

Dale todo derecho. Síguele. Vamos a pasar los rieles, luego el cine, mas adelante el mercado Pancho Villa, en el siguiente semáforo das vuelta a la izquierda con precaución.

¿Rene tienes novia?, afirme, vengo de casa de ella. Se te hizo tarde, verdad. Quiero que la tierra me trague. Voy mirando por la ventanilla. Lo bueno de manejar a esta hora es que el trafico es fluido, me dice, por cierto, me llamo  Mattew.

¿eres ingles, ahora le preguntó yo?

No, para nada. Mi padre es irlandés.  No me perroconfundas.

¿a que te dedicas? Le pregunté interesándome falsamente.

Soy licenciado en administración de empresas, trabajo en adquisiciones del gobierno del estado, aquí esta mi gafete colgado, en el espejo retrovisor.

Mucho gusto, le digo, sin voltearlo a ver.

Ya voy a dar vuelta, ahora para donde, pregunta.

Son cuatro cuadras, y te sigues derecho.

¿por cierto, a donde ibas antes de encontrarme?

Ya de regreso a mi departamento, contesto, por el rumbo del tecnológico.

¿Entonces no tenias vuelta para el norte de la ciudad?

Me parecio que estabas muy solo en la esquina, esperando el camión, pensé, pobrino, se me hace que ya no alcanzó camión. Di la vuelta en u y te abordé.

Ah, contesté.

Por cierto, me dio sed, ¿quieres que lleguemos a comprar unas cervezas?

Claro, estaría con madre.

Se detuvo en la avenida. Lo espere en el carro mientras descendió para comprarlas.

Fue el momento ideal para salir corriendo. Estoy seguro que es joto y me quiere coger. Jamás seré descortés, ni me gustaría que jugaran conmigo. Eso seria políticamente incorrecto y carezco de prejuicios, aunque sea buga.

Las cuatro cuadras y media corrí en tiempo record. Busqué las llaves en la bolsa del pantalón, del lado derecho. Volteaba para atrás, para ver si me siguió. Nada. Solo el canto arrullador de los grillos.

Abrí el candado despacio. Luego la puerta. De la manera más delicada.

Desde el fondo de la habitación, mi padre grito:

Ya te he dicho que no te vengas tarde de la casa de esa muchachita, es muy peligroso. Mucho malandrín y borrachos en la calle. Carajo.

No te pongas en el tocadero, porque luego te toca.

Desde la ventana que da a la calle, sin descorrer la persiana, a oscuras, solo iluminado con la luz mercurial del poste a la entrada de la casa, vi cuando Mattew en el vehículo, paso a baja velocidad, buscando los rastos, la pista, de como me evaporé.

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