Saturday, March 03, 2012

Y al final de las ramblas.






La  colección de calzado es mención aparte. Desde la noche precedentemente, elijo el par adecuado, para el vestuario.

Por la mañana, desayuno cereal.

Tengo problemas de colitis. El intestino es lo bastante perezoso, como un ferrocarril cruzando con dos cientos carros ganchados, pasado por la avenida mas transitada de la ciudad, al medio día, cuarenta grados, a la sombra.

Camino de la casa a la oficina. Soy burócrata y no me avergüenza serlo. Tal vez algunos renuncian a su labor en el ejercicio publico. Considero que muchos son los llamados, pocos los elegidos.

Formar parte del estado, al servicio de los ciudadanos, es una de las justificaciones preciadas.

Acusado de pusilánime. No avergüenzo a los mentores que en la universidad guiaron los pasos desde el servicio social, al enquistarme en la oficina de aguas y drenajes.

De ahí pasé a catastro, de donde fui seleccionado para el desarrollo integral de la familia, hice méritos con la familia del preciso que ascendió meteórico a comunicación social, en donde he prestado por veinte años el servicio de manera ininterrumpida.

Hablo de los calzados como quien lo hace del amor. Colecciono lo más selecto del calzado de calidad internacional, hecho en el interior del país.

El sincero gozo y placer erótico es cuando llego con el bolero a que les de una buena pasada.

Primero la piel de los zapatos rozando con el calcetín de seda, transparente.

Le dan champú de calabaza, lubricando los interiores desgastados.

Desde que despierto ya tengo la comezón de ese placer tan efímero.

20 pesos boleada con tinta o sin ella.

El mejor spa de la ciudad no reúne las características de lo que el bolero puede hacer en favor de la sensualidad masculina.

Por eso tomo el tiempo necesario, no ando a la carrera.

Lentamente, abre la tinta, que es como ir a otra dimensión. Ponerme en el plano metafísico, lo próximo al nirvana emocional.

Recubre el desgaste propio del uso. Eso excita que hace recordar las caricias de mi madre.

El arco del pie se pone tenso.

Que no se detenga esta mano mágica. Dando el mejor placer de la estática en ambos hemisferios cerebrales.

Para eso, disimulado, hago como que leo las notas más importantes del periódico.

Los decapitados, las marchas en Grecia, o las revueltas universitarias en Londres, parís o Buenos Aires.

Inmediato coloca la grasa del oso. Con el cepillo saca lustro. Los cabellos, minúsculos del cuello y el anverso de la mano, erizados.

Con la franela roja, pule las imperfecciones.

Usa unos buenos zapatos, me dice. Quiero decirle que cuenta con manos angelicales.

Dice que pronto pedirán al país, que sea solidario con la inminente crisis mundial. Que si no me preocupo.

Ajustar el cinturón de la austeridad en los burócratas. Despedir las partes no necesarias del grueso aparato administrativo internacional.

Anda el run run que ofrecerán jubilación dinámica al cien por ciento, incluyen el servicio medico permanente y demás áreas estratégicas. El gobierno no aguanta una crisis más.

Quizá tome la decisión de inscribirme en el programa. Adelante los tiempos. Aunque nadie lo tiene asegurado.

Que va.

No comments: