Cansa
ser ordinario, he pasado el domingo con la familia, celebrando el día. Hemos
discutido antes de ir a comer, detesto los bufetes, huelen mal, siempre están atestados,
como hay gente fea en la ciudad, deberíamos practicar una selección natural,
que se mueran los feos, las feas, los macuarros, las macuarras, los nacos y las
nacas. Que a todos se los cargue el payaso.
Imagino
una ciudad con asistentes domesticas hermosas, con choferes de buen porte,
mendigos interesantes y desamparadas nalgonas oliendo a victoria secrets.
Eso si
sería un avance del progreso científico, académico y hasta cultural.
La noche
del viernes dormí anestesiado. He aprendido a curar la cruda con tafirol de
mil.
El
alcohol puede ser un gran compañero. Te hace simpático, buen conversador,
excelente aguante en la cama, como amante y psicólogo, al mismo tiempo. Solo que
al ciclo siguiente olvido mucho de lo que converse, o lo bueno que pude ser en
el sexo, solo mantengo algunas sospechas.
Maldita
sea, solo hay puercos bufetes. Todos están abiertos por esta zona. Hay uno que
ofrece carne asada en antorchas estilo brasileño.
No me
hago del rogar. Regresamos al auto. Manejo diez minutos más, tomó la lateral,
la maquina expende el comprobante del estacionamiento.
Quince
minutos buscando espacio. Las tripas gruñen. Los demás automovilistas los
observo borrosos.
Sección
14 a. parqueo. Entramos con prisa. Por los pasillos, estos es un hormiguero. Menos
mal que han encendido el clima. Tanta gente
poco agraciada.
10 minutos
más, por la lateral del restaurante, regresamos.
La fila
con 30 personas por delante.
Señoras tan feas, señores tan espantosos,
herederos de alguna cofradía campesina avecindada en la ciudad.
Es lo
malo de la democracia y la pluralidad. ¿Por qué no tengo un lanzallamas o una
cuerno de chivo?
Hitler
no se equivoco de propuestas, solo se equivoco de país. Nos habría hecho un
bien. Ni hablar. Ni Hitler vive y ellos van delante en la fila. El estomago es
toda una caja musical.
Comí
a llenar, lo que será parcialmente falso.
Ingerí
alimentos al punto que con un poco mas de ventilación, habría cerrado los ojos
y echado a dormir por lo menos por dos horas, mientras la digestión procesa. Por
televisión transmiten el último partido de futbol dominical, no esta nada mal.
La mesa
asignada esta a la salida de la cocina. Todo es ruido. Eso y gente fea.
Quiero
irme a casa, le digo a mi mujer.
Van
a ser las siete de la tarde. ¿tienes problema con eso?
Salimos
del restaurante y del moll.
Pero
por dios, esto es una conjura, todos feos y feas, para que no me culpen las de
equidad de género. Son feas con efe de foco fundillo.
¿Un país
lleno de gente fea, a donde puede llegar? Esto no es Sudamérica.
Estoy
ansioso. Nada como deponer en el baño de casa. Defecar es resarcir los daños.
Sin esfuerzo, libre.
Tanto
es el cansancio que aun después de la faena, el ponerse en pie es trabajoso.
Igual
encontrar que el papel de baño desapareció.
Debo
buscarlo en la alacena, con el calzón medias y los pantalones en los pies.
Maldita
sea la suerte de vivir con una mujer.
Siempre
se terminan en menos tiempo los rollos, como si requirieran tanto, y siempre olvidan volver a colocar uno nuevo en
el dispensador.
Solo
piensan en el coño, que ese seco.
Si
el papel higiénico tiene aroma, es mejor, así no les moja la panti, no les
huele mal o sabe a orina.
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