A ti
lo que te gusta no es el futbol, sino el dinero que ganan los futbolistas, sobre
todo, los de primera división o los de la liga premier.
Los sueldos
en dólares son perfectos. Los euros son el cielo al que pocos entran y que esta
entronizado con los inmortales en la tierra. Los pesos, solo si no hay mas
remedio, y eso es mejor que un transferible o terminando el contrato sin
renovación.
Al
primero conocido, lo conseguiste en internet y juega en España.
Voy
a ir a Monterrey, mensajeo, con la selección, en fecha FIFA, contra la
selección de Colombia.
Habían
invertido seis meses enviando comunicaciones y fotografías que fueron subiendo
de cabello a ojos a rostro a medio cuerpo a pose sensual a desnudo parcial a
total en la penumbra, dejando a la sombra y la imaginación, el conocerse.
Después
de eso contesto: te deseo. Emocionada respondiste: también yo.
A
casa envió los boletos y un ramo de rosas. La nota, escrita a puño y letra: no
faltes, tu principito.
Fuiste
al estadio como quien va al templo a ver a dios.
Cada
vez que tomó el balón y que desbordó la pradera derecha o la izquierda, turnando
las posiciones, era como ir despojando, una a una, las prendas que llevas puesta.
Te encantaría
no acarrear los braquets para besarlo, pero no lograste posponer la cita con el
dentista, y te dejó apretada la boca.
Saliste
del estadio sudada y húmeda. Lo primero te lo quitaste con una cerveza en las
gradas, luego yendo a casa y duchándote antes de ir a la concentración en el
hotel.
La
tanga aromática firmada escondida en el fondo de la bolsa burberry. Se la
regalaste apenas lo distinguiste y abrazaste, sintiendo endurecido el pene
debajo del pants, en los sillones de la recepción.
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