no fueron tus besos
los que consumieron
la habitación 312 del hotel
Servitje
ni tu loco sentido del humor
cuando aullas como gata encelo
entre las azoteas
entre las azoteas
tampoco culpo a las flechas
que
disparó cupido en la
almohada
somos propensos
en todo caso
a perder la cabeza
con cualquier provocación.
No comments:
Post a Comment