Lo es
me dijo. Bebió hasta el fondo la michelada.
La
pregunta tonta, el calor me vuelve imbécil. El alcohol solo lo remarca.
El vestido
extiende vaporoso. Libre.
Regreso,
dijo. Se llevó su celular y bolsa al sanitario.
Supongo
no lleva puesta ropa interior. Lo intuyo. La confirmación alimenta el alma
animal que me ata.
Una conversación
con silencios, no conduce a parte alguna. Mas, si pretendo llevarla a la cama.
Quiero
fumar dijo al regreso. Guardó el celular en la bolsa. Fuimos a la terraza.
Ya bastante
dinero invierto en este pequeño lujo.
Salir
con la chica de la mochila azul, la de ojitos dormilones. Ya bastante inquietud
y bajas calificaciones, desde la primaria hasta el doctorado ha costado.
No soy
obsesivo. Solo perfeccionista. Me he de comer esa tuna, aunque me espine la
mano.
Prendió
su cigarro. Recargada en el pasamanos. El rayo laser de los casinos tatúa la
noche.
Se alzó
el vestido. Tenía razón. No llevaba nada. Comenzó a orearse. Que calor. No te
vaya a dar una pulmonía criatura.
De
frente pensé en un volcán de vainilla. Por detrás, las nalgas un poco planas. Blancas
como dos tortillas de harina. Siempre he dudado de mi buen gusto. El sexo lo
relaciono con la comida.
Ni cabello
publico.
¿Cómo
te ha ido desde el divorcio? Sentencié.
La
marca de la cesárea de manera vertical corre igual que los labios vaginales. He pensado tatuarme alas de ángeles.
Solo
que le robaría instinto y memoria. Además es estética. Y se esconde debajo del
bikini, cuando voy a la playa.
¿Te
gusta? Por supuesto, conteste.
Estoy
acostumbrado a las intervenciones de la seguridad social de las bailarinas del
taibol.
Conservo
la fantasía de jugar al gato con ellas. O escribir hai kus, utilizándolas como líneas.
Siempre
horizontales y bastante mal cocidas. Monstruosas. La tuya es una obra de arte. Deberías
fotografiarla. Exponerla en la galería de arte contemporáneo.
¿Tú
crees?
Me estaba
enamorando. De eso no hay duda. Soy el hombre más simple que vive en estos
contornos.
Vi
la parte baja de la primera entrada. Quiero más. Con esa oreada pagó su
consumo.
Me tengo
que ir.
¿Tienes
o quieres? ¿Hay diferencia?
Se entristeció.
Ese me parece un buen gesto.
Me
cayó mal de la cena. Los ostiones o la langosta.
La entendí
mejor. Bajamos y cubrí la cuenta.
Me besó
en la boca como quien lo hace con un hermano.
Nos vemos pronto. Sin mucha despedida. En la próxima piñata te veo. Tal vez
dije confundido.
Arranco
corriendo rumbo a su auto: Me estoy cagando cabrón.
No comments:
Post a Comment