Los treinta
segundos antes de su caída, en medio de la avenida, se le escapo el libro que
acababa de comprar en la librería cerda.
En
el mismo momento ya había experimentado el desplome, la bolsa de valores en
Nueva York y en oriente.
En
Tokio le costó la vida, a 300 japoneses, que se hicieron harakiri. Y serán
incinerados con todos los honores.
En
cambio, en Nueva York, los de goldaman sachs, los otros responsables de la fuga
de capitales, compraron dos yates y dos aviones para sus altos ejecutivos.
Santo
ranazo, dijeron los que estaban a su lado y no la ayudaron a levantarse porque
llevaban prisa para llegar a tiempo a la oficina.
El
señor que vende pollitos de colores en la intersección dijo que sus precios
ahora irían a la baja. Que cambia los animales ya no por dinero, que le
pudieron hacer mal de ojo a la muchachita. Que mejor da los pollitos coloreados
con tinta vegetal por palos de escoba que no se usen.
Mi libro
y mi bolsa ¿Dónde quedaron?
Los que
iban y venían se volteaban a ver desconcertados.
Quienes
no vieron nada, le dijeron a los policías que llegaron, como siempre lo hacen,
tres horas más tarde, que ellos habían visto como habían escapado unas personas
en un taxi, y que era seguro que ellos tenían relación con el accidente de la
señorita.
Que
eran dos, y vestían como cholos. Con el pelo a rapa y con flequillo. Con esas
gorras que brillitos. Hasta se les veían los calzones. Ya ve como ahora se
ponen los pantalones.
Si
ya no hay moral en esta época, dijeron y se santiguaron.
Jesusmariayjosesinpecadoconcebido.
Los policías
le pidieron a la señorita que ya para entonces estaba insolada, que se
levantara.
No
sea payasa. No le pegue al Careca, dijo el segundo policía.
Dudamos
del accidente. Su acción es un ataque contra las vías de comunicaciones
reguladas por la Secretaria de Gobernación de la Presidencia de la Republica.
Si
no se para a la voz de ya estará siendo consignada por ataque contra la
seguridad de la comunidad. Delito que se persigue de oficio.
Mejor
llámele a su abogado porque la vamos a depositar con la gente del Ministerio Público.
Para
que vayan a pagar su multa.
Desde
lejos se ve que es una agitadora intelectual.
Nadie
en su sano juicio, después de sufrir un desvanecimiento, pide un libro.
Solo
los comunistas.
Mejor
váyase a vivir a Venezuela o a Cuba. Allá
si se puede uno tirar en medio de la calle y a nadie le causa problema.
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