Tuesday, April 24, 2012

El Fin del Mundo





Los astrónomos fijaron el día de la catástrofe: el fin de la humanidad.
Luego, con estudios mas detallados y precisos, la cartografía estableció el lugar y los físicos el efecto.
En ambos casos, conforme fue fluyendo la información, el panorama ennegreció el ánimo general.
Quienes creen en Dios culparon a los ateos. Este es un castigo divino, argumentaron.
Los angosticos les recordaron que existen musulmanes y budistas, que son en cantidad muchos más, que ellos.
Quienes practican las creencias de oriente a las minorías sexuales, los del colectivo LGBT, que son los que pervierten el orden de la naturaleza.
En todo caso, asumieron ellos, la culpa puede ser atribuida a los ambientalistas.
Los de Greenpeace a los países depredadores de la selva del Amazonas.
Las corporaciones que responden a sus intereses se declararon en bancarrota. Evitaron aceptar por adelantado las solicitudes de indemnización. Le reparación moral y de estrés desato el desabasto en pocas horas de las pastillas psicotrópicas.
 Ya aceptado lo inevitable, como cuando un equipo pierde la categoría donde ejerce, aun quedando varias jornadas por jugar, la humanidad decidió abrir las fronteras.
Ya nadie contaba con motivo para reportarse enfermo a la oficina. La descomposición inoculada en el alma.
Colocaron en las plazas relojes con el tiempo en cuenta regresiva.
Los caminantes al observarlo, como lo hicieron los israelitas en medio del desierto, al ser atacados por las serpientes con el crotalo de bronce al que miraban y quedaban sanados, se santiguaron como quien se aparta apresurado del difunto tendido a media calle.
Sabiendo que los próximos o quienes tienen fecha de caducidad es la humanidad entera.
Saldadas las deudas externas de los gobiernos. Quienes tenían todo lo daban y aun conservaban.
Los que nada tenían no deseaban mas que lo necesario.
Viviendo en comuna universal.
Se realizó el nuevo concilio vaticano de los últimos tiempos.
En ellos expresaron la inefabilidad de Dios en sus decisiones. Si el creador ha determinado cerrar el ciclo sus razones ha de tener.
El Papa salió al balcón leyendo las conclusiones en los idiomas conocidos. Aun en el de los sordomudos.
Los congregados en la plaza vaticana, seguían el mensaje, según dijeron a la televisión italiana, cuando percibieron la aparición de una enorme bola de fuego, que conforme se acercaba a tocar tierra, levantaba sonidos de arrepentimiento.
Incandescente segaba la vista.
Los astrónomos no supieron interpretar como tan salvajemente, el enorme meteoro que con meses de anticipación describieron, vino a desviar la trayectoria inicial, al irse consumiendo en la atmosfera. Rotando de África del Norte a la parte Italiana central.
Solo llego el halo al tamaño de una piedra que era capaz de ser transportada en una honda.
Fue un error de la naturaleza de carácter monstruosa, incrustarse en la mitra del papa.
El efecto del golpe, lo lanzo del balcón.
Murió de múltiples fracturas. Igual lo hizo la fe, en la desbandada.

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